El veterano diseñador David Vonderhaar, conocido por su trabajo en la franquicia Call of Duty, ha dado un giro inesperado a su carrera al fundar su propio estudio, BulletFarm. Este nuevo proyecto, respaldado por Netease, se aleja de las prácticas tradicionales de la industria, como la anualización de juegos y el crunch, para ofrecer una experiencia más personal y sostenible.
BulletFarm se centrará en un juego de disparos en primera persona de corte cooperativo e íntimo, desarrollado en Unreal Engine 5. El equipo, que actualmente cuenta con cuatro miembros, se espera que crezca hasta 50 personas en los próximos años. Vonderhaar apuesta por un entorno de trabajo donde cada desarrollador tenga un impacto significativo en el proyecto, en contraposición a las estructuras impersonales de grandes estudios.
Vonderhaar le dijo a VentureBeat: “Los juegos se están anualizando, franquiciando, secuelizando y pasando por pases de batalla hasta la muerte. En cierto modo, [BulletFarm] está adoptando un enfoque de la vieja escuela“. Sobre el tema del crunch, que afectó notablemente al último juego de Call of Duty, expresó la creencia de que el liderazgo en los juegos tiene la responsabilidad de gestionar los equipos de manera más sostenible para el beneficio tanto de los desarrolladores como de los jugadores. También le encantaría permitir que sus desarrolladores tengan el tipo de influencia directa sobre el desarrollo de su juego que simplemente no es posible cuando los equipos están formados por miles de desarrolladores que trabajan en detalles minuciosos en varios estudios, todos creando un solo título al mismo tiempo.
Este cambio de dirección refleja la búsqueda de Vonderhaar por un nuevo desafío y la oportunidad de crear algo único. El enfoque de BulletFarm se basa en la calidad y la pasión por el desarrollo de juegos, en lugar de las presiones comerciales que suelen dominar la industria.
El futuro de BulletFarm es incierto, pero la experiencia de Vonderhaar y su visión innovadora auguran un proyecto prometedor. Su apuesta por un desarrollo más humano y sostenible podría marcar un antes y un después en la forma de crear videojuegos.