Microsoft ha vuelto a encender la conversación gamer con un anuncio que, lejos de unir a la comunidad, la ha fracturado aún más. Bajo el lema “Casi cualquier cosa puede ser una Xbox”, la compañía presentó un spot protagonizado por un exboxeador (exboxer) que afirma que cualquier dispositivo con pantalla, desde una Series X hasta un móvil o una smart TV, puede considerarse una Xbox.
El juego de palabras con “exboxer” en inglés no pasó desapercibido, y muchos lo interpretaron como una metáfora involuntaria del abandono de la marca por parte de sus seguidores.
El anuncio, de menos de un minuto, llega en un momento delicado, con las ventas de consolas Xbox en caída, mientras los ingresos por servicios como Game Pass siguen creciendo.
Microsoft quiere que la marca Xbox trascienda el hardware. Pero el tono del anuncio, que mezcla ironía con una aparente resignación, ha sido recibido como una bofetada por los fans más fieles. “Ya está, PS5 es ahora una Xbox”, comentaba uno en redes, mientras otro ironizaba: “Lo próximo será enseñarnos a fabricar una Xbox dentro de otra Xbox”.
La campaña también coincide con declaraciones recientes de Matt Booty, presidente de Xbox Game Studios, quien aseguró que la competencia ya no es solo PlayStation, sino “todo, desde TikTok hasta películas”. Esta visión expansiva del entretenimiento digital parece justificar el anuncio, pero también diluye la identidad de Xbox como consola.
Microsoft ha apostado por una narrativa inclusiva que, en lugar de sumar, ha restado. El anuncio no solo confunde, revela una crisis de identidad.










