La carrera de Rachel Zegler en la taquilla cinematográfica continúa en declive, evidenciado por el estrepitoso fracaso de su más reciente película, la comedia de terror «Y2K», que sufrió una caída del 67% en la recaudación durante su segundo fin de semana en cartelera. Este descenso agudiza la tendencia negativa que la actriz ha experimentado en sus últimos proyectos, poniendo en tela de juicio su estatus como estrella en ascenso en Hollywood.
El estreno de «Y2K» ya había sido decepcionante, con una recaudación inicial de apenas 2.1 millones de dólares, una cifra muy por debajo de las expectativas generadas en torno a una figura que la industria ha intentado promocionar como una nueva promesa. Sin embargo, este bajo rendimiento inicial palidece en comparación con el desplome en taquilla que sufrió la película en su segundo fin de semana, donde apenas alcanzó los 684.957 dólares en 1.948 pantallas. Para ilustrar la magnitud del fracaso, incluso un reestreno de la película de 1954 «White Christmas» superó a «Y2K» en recaudación, obteniendo 1.1 millones de dólares con menos de la mitad de las pantallas disponibles.
El caso de «Y2K» se presenta como un claro ejemplo de la problemática relación entre la promoción de Zegler como estrella y la respuesta del público. Sus anteriores trabajos de alto perfil, si bien contaban con el respaldo de grandes producciones, no lograron el éxito esperado y dependían en gran medida de propiedades intelectuales preexistentes o figuras consagradas. «West Side Story», remake de un clásico musical dirigido por Steven Spielberg, fue un fracaso en taquilla. «Shazam: Fury of The Gods», parte del universo cinematográfico de DC Comics, también tuvo un rendimiento decepcionante. Incluso «The Hunger Games: A Ballad of Songbirds and Snakes», precuela de la exitosa saga «Los juegos del hambre», si bien no generó pérdidas, se convirtió en la entrega con menor recaudación de la franquicia.
A diferencia de sus proyectos anteriores, «Y2K» fue la primera película que se promocionó explícitamente como una «película de Rachel Zegler», depositando en ella todo el peso del marketing. Sin embargo, la respuesta del público fue contundente: un rotundo «no».
Este rechazo podría estar relacionado con el comportamiento controvertido de Zegler desde su elección para interpretar a Blancanieves en la adaptación de Disney. Sus declaraciones sobre el papel, incluyendo comentarios sobre su ascendencia latina y la polémica en torno a su coprotagonista, Gal Gadot, generaron controversia.
Además, las declaraciones políticas de Zegler, incluyendo críticas al electo presidente Donald Trump y sus seguidores, pudieron haber influido negativamente en la percepción del público.
El fracaso de «Y2K» y la trayectoria reciente de Zegler en la taquilla plantean interrogantes sobre su capacidad para conectar con el público y consolidarse como una figura taquillera en Hollywood.