Lo que parecía una jugada maestra terminó costando caro. Según ex empleados de Xbox citados por Bloomberg, Microsoft perdió más de 300 millones de dólares en ventas de Call of Duty en consolas y PC durante el último año, todo por haber incluido la franquicia en Game Pass, sacrificando ingresos directos por suscripciones que no compensaron la caída.
La idea era atraer millones de jugadores con Call of Duty como gancho estrella del servicio. Pero el resultado fue otro. El analista Joost Van Dreunen lo resume sin rodeos: “Game Pass no ha generado el crecimiento explosivo que Microsoft anticipaba tras adquirir Activision”. Y ahora, la infraestructura del servicio no se sostiene con el modelo de precios actual.
A raíz de esto es cuando Microsoft decide subir el precio de Game Pass Ultimate a $29.99 mensuales, en medio de una estrategia que busca compensar la caída en ventas directas de Call of Duty.
La situación es tan delicada que la directora financiera de Microsoft, Amy Hood, ha pedido a Xbox buscar nuevas formas de aumentar las ganancias. Mientras tanto, Black Ops 7 se lanza con números bajos en Steam y Twitch, y Activision insiste en que “todo va de maravilla”. Pero los datos no acompañan.
La adquisición de Microsoft con Activision que prometían no iba a afectar los precios de sus servicios y juegos e iba a generar más ganancias que perdidas, por ahora parece que no va a ser así.