Switch 2 tendría la potencia de una RTX 3050 y Xbox Series S cuando esté conectada

La sucesora de la Nintendo Switch, una de las consolas más esperadas, vuelve a ser noticia gracias a la filtración de imágenes de su placa base. Estas imágenes revelan detalles cruciales sobre su hardware, generando un intenso debate sobre su potencial rendimiento y su posición en el mercado.

Uno de los aspectos más destacados de la filtración es la confirmación de 12 GB de memoria RAM LPDDR5X, utilizando chips SK Hynix H58GEA6AK8B que operan a una velocidad de 7.500 MT/s. Este incremento significativo en la memoria RAM, en comparación con los 4 GB de la Switch original, promete una mejora sustancial en el rendimiento general de la consola, permitiendo una mayor fluidez en la ejecución de juegos y aplicaciones.

El componente que genera mayor controversia es el SoC (System on a Chip), que se presume es el NVIDIA Tegra T239. Si bien las imágenes no muestran detalles específicos del chip, los rumores sugieren que incorporará una GPU basada en la arquitectura Ampere, con 1.536 núcleos CUDA. Aquí surge la principal duda: la arquitectura Ampere se lanzó en 2021 con la GeForce RTX 3050, lo que implica que la Switch 2, que se espera para 2025, utilizará una arquitectura gráfica con varios años de antigüedad.

Esta elección ha generado un debate sobre si la Switch 2 representa un verdadero avance o simplemente una versión mejorada de su predecesora. Sin embargo, la potencia bruta que ofrece Ampere, incluso siendo una arquitectura anterior, podría acercar el rendimiento de la Switch 2, al menos en modo dock, a la Xbox Series S, especialmente considerando la optimización que Nintendo suele aplicar a sus juegos.

Esta decisión de Nintendo ha polarizado a la comunidad. Algunos argumentan que utilizar tecnología probada y funcional garantiza estabilidad y permite a Nintendo mantener precios competitivos. Otros, en cambio, esperaban un salto tecnológico más ambicioso que le permitiera competir directamente con las consolas de última generación de Sony y Microsoft.

La comparación con la Xbox Series S se vuelve relevante, ya que ambas consolas, aunque con arquitecturas diferentes, podrían ofrecer un rendimiento similar en ciertos aspectos, especialmente en resoluciones más bajas o con técnicas de reescalado. La clave estará en cómo Nintendo aproveche la arquitectura Ampere y la combine con sus propias tecnologías y optimizaciones.

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