Sony ha admitido que Destiny 2 no ha alcanzado los niveles de ventas ni de participación esperados desde la compra de Bungie en 2022 por 3.6 mil millones de dólares.
Durante una reciente llamada de resultados, la directora financiera Lin Tao explicó que los cambios en el entorno competitivo han afectado negativamente el rendimiento del juego, lo que llevó a la compañía a revisar a la baja sus proyecciones y registrar una pérdida por deterioro en parte de los activos de Bungie.
Esta situación aumenta la presión sobre el estudio para que logre un lanzamiento exitoso con Marathon, su próximo título, que ya ha enfrentado retrasos y críticas tras su prueba alfa. Aunque inicialmente estaba previsto para septiembre de este año, ahora se espera que llegue antes del 31 de marzo de 2026.
Mientras tanto, el futuro de Destiny 2 permanece incierto, con una base de jugadores en declive y sin una estrategia clara para revertir la situación. La posibilidad de que Sony tome medidas adicionales no se descarta, especialmente considerando su historial de recortes en momentos difíciles.