Desde hacía unos 15 años que no experimentaba tan agradable sensación de sentir que estoy jugando una especie de juego de culto (acción, mezclado con elementos RPG y una dificultad endiablada) con la suficiente calidad y cuidado, como para hacerme recordar las inolvidables franquicias de Ninja Gaiden, Onimusha y hasta Devil My Cry.
Si bien es cierto que Sekiro: Shadows Die Twice, no representa directamente el mismo género de las obra de Team Ninja y Capcom, sino que se adhiere más bien a la formula creada previamente por el muy aclamado estudio FromSofware, destacado por ser también el creador de otras importantes sagas de culto.
Este juego a menudo impresionante en su fórmula de convertirnos en asesinos en serie y una impresionante historia apegada a la época medieval en el Japón nos llega como una IP nueva, y de qué manera, sin dudas es candidata a convertirse en un cofre del tesoro para los jugadores capaces de comprometerse a aprender de sus propios errores así como a explorar durante largas horas de los secretos a descubrir.
Tal y como lo publicamos en nuestro reciente Review, Sekiro: Shadows Die Twice es un juego sobre la lucha a través de una recreación sobrenatural ceñida en el Japón del siglo XVI que nos adentra a ser un guerrero Shinobi sin temor a la muerte, cuyo armamento básico nos dota de una Katana afilada así como un brazo protésico con habilidades inimaginables, pero lo más llamativo, es que hay muchos momentos en que utilizar la espada no es lo más recomendable, sino que también tenemos que recurrir a perfeccionar nuestra intuición de Bloqueos, si queremos realizar contraataques y resistir embestidas del enemigo.
Y no es para menos, ya que nos espera un castillo en llamas en la cima de una colina, iluminando los jardines y los patios inferiores, en su mayoría todo llevado a cabo bajo la oscuridad intensa de la noche. Tenemos que tomarnos minutos agazapados o escondidos en los techos, vigilando a los guardias que patrullan, o tal vez tengamos escurrirnos por una vereda de arbustos bordeada de árboles en con la finalidad de mantenernos a salvos, mientras el corazón no deja de palpitarnos de manera acelerada.
En el trayecto, logramos sostener interesantes conversaciones con Guerreros moribundos, los cuales nos pueden revelar cosas o darnos pistas de datos de alto interés.
Durante mi corta experiencia de juego, he experimentado el verdadero pavor, tras encontrarme con una serpiente gigantesca y grotesca que olfatea el aire y resuena un escalofriante alardeo con su lengua mientras trato de deslizarme con mucha cautela a través de una montaña en las profundidades.
Las peleas en Sekiro son impresionantes, el filo de nuestra espada resuena de manera constante como si produjéramos canciones al compás del rechinar del acero, y es justo este el punto más vital del juego, ya que necesitamos perfeccionar nuestra reacción de combate de maneras muy precisas o de lo contrario terminaremos muriendo antes de que podamos tan solo hacer un poco de daño a cada contrincante.
Evitar los ataques es una tarea tediosa que en el principio podemos ver como imposible; pero a medida que avanzamos vamos aprendiendo a reaccionar poco a poco de manera más sincronizada e inclusive, hay embestidas que más que bloquearla, en su lugar, deberemos desviar los golpes enemigos con nuestra espada, si no queremos acabar muertos de un brutal y solo zarpazo, tenemos que aprovechar cada acción enemiga momentánea para tomar represalias de la manera adecuada, hasta lograr que la postura del enemigo se rompa y quede vulnerable para nosotros acabarlo con un golpe final.
Todo se desarrolla en ambientes sumamente Japoneses, donde podemos apreciar el gran trabajo de diseño y el empeño puesto por los desarrolladores para lograr adentrarnos en gratas experiencias, mientras visitamos: castillos, valles, patios, calabozos (mazmorras) todos llenos de enemigos, tesoros que nos esperan y personajes raros y amistosos que ofrecen escasas recompensas por no decir, migajas las cuales tendremos que usar como mucho tacto y no desperdiciar para así aumentar mínimamente las posibilidades de sobre vivencia o quizás de hacer un poco más reducido el temor que sentimos al explorar todas las áreas.
Cada área es un rompecabezas: ya que tenemos que saber dónde escondernos y cuándo escapar hacia los tejados, así como deslizarnos de manera sigilosa entre varios soldados antes de que alguien se dé cuenta de que estamos allí y nos arme la bronca donde pueden sentir castigos despiadados.
Las batallas con Jefes (o hasta Mini Jefes) en Sekiro no dejan espacio para lapsos de concentración. Recibir tres o cuatro golpes suelen ser suficientes para que estos acaben con nosotros inclusive muchas veces pueden terminar con nuestra miserable vida con tan solo un solo golpe sin darnos tiempo a reaccionar. Aquí se aplica perfectamente el dicho que reza: ‘los humanos aprendemos de nuestros propios errores’. Y es que moriremos incontables veces a medida que vamos estudiando las técnicas del enemigo, hasta poder predecir cada movimiento y finalmente con ello, tener más oportunidad de acabarlos.
Afortunadamente se han dispuesto unas esculturas o ídolos, distribuidas en todo el Mapa, donde podemos salvar, tele transportarnos de una área a otra, restablecer nuestra salud, mejorar nuestras habilidades, ect.
Como otros juegos de estilos similares, los cuales también se caracterizan por ser difíciles: La Saga Dark Souls, Bloodborne , por citar entre las obras maestras parientes del mismísimo director Hidetaka Miyazaki , en Sekiro se puede a penas lograr avanzar lentamente pulgada por pulgada y es donde tus habilidades o tus nervios no estarán exentos de estresarte. No será inusual si te pasas dos o tres horas peleando repetidamente contra el mismo adversario, esperando en cada intento de que ese sea el último, si los nervios o tus reflejos no te fallan.
En Sekiro no hay enemigos sencillos. Cualquier caminante de paso puede acabar contigo sin problemas. Puedes tomarte mucho tiempo farmeando puntos o dinero eliminando enemigos durante horas, con la intención de aumentar tus estadísticas y habilidades, para que con ello se te sume más confianza, pero créeme, necesitarás más que puntos de nivel para lograr superar las tácticas de combate en enemigos de respeto.
Cuando sabes que finalmente das el golpe final con tu espada a un enemigo temible, la sensación de saber que por fin pudiste, y de que esa será la última vez que lo tendrás que enfrentar, nos deja una experiencia incomparable; después de una batalla, la adrenalina es tan fuerte que podría asegurar que hasta podemos saborearla literalmente, a pesar de que constantemente fracasamos y hasta a menudo nos vemos recurrir a la desesperación y el enojo (enojo con nosotros mismos, pero felices de enfrentar dignos enemigos con una IA magistral.
Debo admitir que si esperas experimentar una sensación reconfortante tras tu propio progreso gradual, terminarás decepcionado, ya que el juego todo el tiempo se mantiene con retos ascendentes donde no tendrás lugar para enfrentar enemigos pasivos. Esto no es un defecto en sí. Los diseñadores de Sekiro logran 100% su objetivo para ocupar con mucha seriedad el papel de un Shinobi, y que como ya hemos dicho con anterioridad, tendremos que desarrollar habilidades tan agudas e infalibles como si fuéremos un verdadero Ninja en la vida real y donde tendremos que aprender y meditar sobre el profundo tema de la muerte.
Es probable que si eres una persona que no eres lo suficientemente hombre (en el término universal) como para enfrentarte a grandes dificultades, terminarás dejando el juego a un lado y probablemente lo eches en el saco del olvido, con la simple excusa de que no cuentas con el tiempo necesario para dedicarlo al juego, como lo amerita.
Sin dudas, FromSoftware ha dado una clara muestra de que cuando se quiere se puede. Logrando captar la atención de toda una legión de jugadores (como yo, lol) que durante mucho tiempo estuvimos esperando un reto digno para retomar a quitar el polvo de nuestra consola y volver a darle uso sin parar. Este estudio ha dejado claramente demostrado que aún queda mucho talento ingenioso dispuesto a sorprender la industria en cualquier momento.
Sekiro: Shadows Die Twice es una obra de arte Japonesa, donde podrás experimentar sensaciones únicas jamás exploradas desde tu gestación como Gamer. Este no es un juego que en pocos días podrás avanzar como si fuese un paseo. Créeme, el título es una muralla donde tendrás que sentir que el enemigo te avienta sin parar de la manera más despiadada. Requerirás de una disciplina sostenida para ir aprendiendo de cada error cometido, además de tener que desarrollar una verdadera intuición Ninja.
Si buscas experimentar un juego dispuesto a llenar tus vacíos, ya sea en tus días libres o los fines de semana, (o si eres un Gamer de tiempo completo) entonces, debes sin duda hacerte con este juego.
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