2007 fue un año que marcó época en el mundo de los videojuegos por varias razones. Fue el año de lanzamiento del primer Crysis de Crytec, el juego referente para saber si tu PC estaba en condiciones de correr los juegos más exigentes de la plataforma. Sin embargo, mucho antes, se lanzó el primer juego del desarrollador ucraniano GSC Game World, S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl.
Esta serie es de esos juegos de culto que el que los prueba, o los ama o los odia (si no entiendes sus mecánicas), pero por algo se han lanzado cuatro juegos hasta el momento, incluyendo el que nos toca S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chernobyl. Que bueno que se haya lanzado, porque es todo un milagro, teniendo en cuenta que ha estado en desarrollo 15 años por varios hecho como la disolución del estudio en 2011, la pandemia del COVID en 2020 y la guerra de Ucrania y Rusia en 2022.
Bienvenido a la zona… otra vez
Decir que la historia de S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chernobyl se puede jugar sin haber probado los anteriores juegos (aunque se recomienda encarecidamente), como han comentado los desarrolladores: «esta entrega es una secuela independiente dentro de la trilogía STALKER, así que puede ser un genial comienzo para tu aventura dentro de este universo. Sin embargo, y para que la inmersión sea total, recomendamos con mucha intensidad completar anteriores juegos de la saga».
Dicho lo anterior, pasamos a comentar sobre su trama sin spoilers. Nos ponemos en la piel de Skif, un ex-militar que se encontró un extraño artefacto que destruyó su vivienda y decide ir a venderlo a lo que se conoce como la Zona. La Zona es donde tuvieron lugar los acontecimientos de la planta nuclear de Chernobyl en una línea de tiempo alternativa donde una segunda explosión convirtió el lugar en un yermo radioactivo. Aquí suceden cosas como mutantes, anomalías que desafían las leyes físicas, y muchos extraños sucesos impensables.
Tras una misión fallida, Skif se ve envuelto en una trama donde varias facciones se enfrentan por controlar las zonas libre de radiación. Sin embargo, esta es una historia que ahonda mucho más en temas morales donde las decisiones que tomemos no son en blanco y negro. Trata sobre temas, incluso, hasta ideológicos y religiosos de manera acertada.
No solo debemos enfrentarnos a los mutantes que deambulan por la zona, sino también al verdadero monstruo de la Tierra, los humanos. Conoceremos muchos NPCs que bien o no piden ayuda, nos ayudan a nosotros o nos piden tomar un bando porque sino, seremos sus enemigos. Es este el encanto que envuelve al juego y en esta entrega, se sigue manteniendo intacto.
Entre mutantes, facciones y anomalías
Una cosa a tomar en cuenta es que la franquicia Stalker, son juegos FPS que se alejan de lo convencional, ya que tienen toques de supervivencia y un realismo apabullante. Pues en Heart of Chernobyl, este realismo se mantiene, e incluso se va más allá. Caminar de un punto a otro, nunca es fácil ya que nos encontraremos bandidos armados, perros mutantes ciegos que andan en manadas, criaturas horripilantes, pero nuestro mayor enemigo es el entorno. La Zona está plagada de anomalías espacio-temporales que si no somos cuidadosos terminaremos siendo despedazados, quemados o electrocutados.
Sin embargo, esos no son nuestros únicos problemas. Los toques de supervivencia están en el hambre que padecemos, nuestras armas se deterioran con el uso, la radiación de algunas zonas y los recursos escasean. Tanto la munición como los objetos curables, son un tesoro que encontrar, y tenemos que ir mejorando nuestro equipo a la vez que darle mantenimiento constante. Además, el juego cuenta con un ciclo de Día y Noche en el que lo peor que nos pueda pasar es que todo se haga oscuro. Tener hambre implica tener menor puntería, la radiación es muy peligrosa, las hemorragias drenan rápidamente nuestra salud.
Mencionar que tenemos un extenso mapa, siendo el mismo de entregas anteriores, aunque con nuevas zonas por explorar. Y como ya dije, ir de un punto a otro, nunca es fácil aquí. Otro punto a tener en cuenta es el peso de nuestro equipo. Tener demasiada carga, influye en nuestro movimiento, donde tener el Síndrome de Diógenes puede ralentizarnos al querer llevar todo lo que encontremos. Hay que decidir muy bien que es más importante de llevar con nosotros para que luego no se convierta en una carga, literalmente hablando.
En varias zonas, habrá asentamientos de NPCs con los que podemos comerciar, buscar trabajos, conseguir misiones secundarias para tener mejor equipo. Debemos prepararnos bien antes de salir a aventurarnos porque un Stalker mal pertrechado, es un Stalker muerto. Tener en cuenta que habrán facciones que nos piden perjudicar a otras, y de hacerlo, seremos enemigos de esas facciones rivales. Algunas decisiones implican favorecer o perjudicar a aliados. Este es un mundo duro, y no es un paseo por el parque.
La jugabilidad en S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chernobyl está bien lograda y nos hace sentir insignificantes frente a los peligros que afrontemos. Sin embargo, jugar con cabeza, ofrece una experiencia muy desafiante pero satisfactoria. Es genial ver como salimos airosos de situaciones muy peliagudas, ya sea que acabamos con un grupo de saqueadores, derrotamos a ese enemigo invisible que nos asediaba o encontramos valiosos objetos en esa antigua instalación, con anomalías incluidas.
Herencia maldita
Llegamos al punto controvertido del programa, el apartado técnico. Primero hablemos de la parte buena, siendo que el juego tiene modelados y texturas que se ven genial, sobre todo las heridas de bala en los enemigos, algunos paisajes casi surrealistas y a veces el comportamiento de los enemigos en combate. Un juego de luces y sombras bien implementado, sobre todo cuando nos paramos frente a una fuente de luz y esto contribuye a la ambientación tétrica de La Zona. Si bien, tiene todo eso, el juego tiene su cuota de bugs y errores. Se nota que es un título que lleva mucho en desarrollo, sobre todo en lo acartonadas que son las animaciones de los personajes.
Los fallos van desde los típicos objetos flotantes, desaparición de cuerpos de enemigos en “El inframundo”, fallos en la IA enemiga; y los peores, errores de programación que impiden cumplir misiones, este no fue mi caso ya que para el momento del análisis se había lanzado un parche para corregir algunos de esos. Ojo, no es que sea injugable, pero los bugs están ahí. Afortunadamente, el equipo desarrollador está consciente y ha prometido una actualización que corregirá todos esos problemas. El juego viene con los ya típicos modos gráficos: Calidad y Rendimiento, siendo este último mi modo seleccionado. No es perfecto, pero se mantiene estable la mayor parte del tiempo. El apartado sonoro está mejor trabajado, siendo que los temas y musicalización ayudan a mantener una atmósfera opresora, como suelen ser en los juegos del género. El juego viene doblado al Ucraniano y el inglés con muy buenas interpretaciones, sobre todo en el idioma nativo del estudio y contribuye a la inmersión.
Veredicto
S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chernobyl ofrece una experiencia única que fusiona supervivencia, exploración y toma de decisiones en un mundo lleno de peligros y dilemas morales. Su trama es intrigante, tiene personajes complejos y un entorno desafiante, el juego logra mantener vivo el espíritu de la saga, al mismo tiempo que introduce nuevas mecánicas que refuerzan su carácter distintivo. La Zona sigue siendo un lugar implacable donde los jugadores deben enfrentarse no solo a mutantes y anomalías, sino también a los demás seres humanos que habitan este mundo devastado. La jugabilidad, que combina un realismo brutal con momentos de tensión constante, brinda una experiencia envolvente y desafiante, que recompensa a quienes se atreven a explorar sus oscuros rincones.
Sin embargo, el apartado técnico del juego, aunque brillante en algunos aspectos, también presenta ciertos problemas que empañan su potencial. A pesar de las impresionantes texturas, iluminación y la atmósfera bien lograda, el juego aún padece de bugs, errores de programación y problemas de IA que afectan la experiencia con promesa de un parche para más adelante. A pesar de estos inconvenientes, el juego sigue siendo una propuesta sólida y única dentro del género, y su complejidad y nivel de inmersión lo convierten en una joya para los fanáticos de la saga y los nuevos jugadores dispuestos a adentrarse en la temible Zona de Chernobyl, claro, si le perdonamos los bugs.
Nota: Este review fue realizado en Xbox Series X.