El gobierno de Rusia sumó un nuevo capítulo a su cruzada contra los videojuegos y la libertad de expresión, esta vez, el blanco fue Roblox, plataforma global con millones de usuarios, que quedó bloqueada en el país tras una resolución de Roskomnadzor, el organismo encargado de vigilar medios y contenidos digitales.
Según el regulador, Roblox estaría “juega con material inapropiado que afecta el desarrollo espiritual y moral de los niños”. La medida se justificó oficialmente en la presencia de “contenido extremista” y “propaganda LGBT”, etiquetas que desde 2022 forman parte de la legislación rusa que prohíbe cualquier representación de relaciones no tradicionales en cine, televisión y videojuegos.
La decisión en Rusia contrasta con las críticas habituales hacia Roblox en otros países, donde se lo señala por la falta de moderación y la presencia de depredadores en línea. En Estados Unidos, fiscales de Kentucky y Texas lo han descrito como “un patio de juegos para pedófilos digitales”.
La compañía respondió con un comunicado genérico, asegurando que “respeta las leyes locales” y que su plataforma es “un espacio positivo para la creación y el aprendizaje”. Sin embargo, evitó referirse directamente al veto ruso.
La prohibición refleja, otro capítulo manchado en la serie de problemas que ha tenido Roblox a nivel mundial en los últimos meses y cómo los videojuegos se han convertido en terreno de disputa política y cultural, más allá de su impacto real en los jugadores.