Según filtraciones de Moore’s Law is Dead, el procesador “Magnus” que dará vida a la próxima Xbox será el más grande jamás usado en una consola, una APU de 408 mm², con GPU de 70 unidades de cómputo, 24 MB de caché L2 y núcleos híbridos Zen 6. En comparación, el chip del PS6 rondaría los 280 mm², con 52 unidades RDNA 5 y nueve núcleos Zen 6c. La diferencia es bastante notable.
La memoria también sube de nivel. Se espera que la nueva Xbox incluya hasta 48 GB de GDDR7, compartida entre CPU y GPU con un bus de 192 bits. En conjunto, la arquitectura se acerca más a un PC de gama alta que a una consola tradicional.
Y claro, eso no sale barato, el precio de la consola estaría entre $800 y $1,200 dólares, lo que la convertiría en la consola más cara de la historia. Microsoft, al parecer ya no quiere competir en la misma liga que Sony o Nintendo, quiere ir un paso más arriba, en cuanto a hardware se refiere.
El sistema estaría diseñado como un híbrido entre consola y PC, capaz de ejecutar Windows y acceder a tiendas como Steam. El objetivo es unificar ecosistemas y cumplir la promesa de “play anywhere” que lleva años en el aire.
A pesar de los rumores sobre cancelaciones y despidos en Xbox, esta filtración sugiere que el proyecto sigue en marcha. Se espera que la consola se presente oficialmente en 2026 y llegue al mercado en 2027.