Tras seis años de espera, One-Punch Man volvió con su tercera temporada y con ella, una avalancha de críticas.
El blanco principal fue Shinpei Nagai, director de la nueva entrega, quien fue forzado a cerrar sus redes sociales tras recibir ataques personales por la calidad de la animación. Lo que debía ser el regreso triunfal de uno de los animes más esperados del año terminó en una guerra abierta entre fandom y producción.
Todo comenzó con una escena que se volvió viral por las razones equivocadas: Garou deslizándose por una colina sin que el fondo ni los cuadros cambien. El momento fue bautizado como “PowerPoint animation” y convertido en meme. Pero lo que parecía una crítica técnica se transformó en hostigamiento. Nagai fue acusado de no tener experiencia suficiente, de arruinar la serie, y de traicionar las expectativas del público. “Es triste ver a fans amables volverse agresivos y gritar ‘¡nos traicionaste!’”, escribió el director antes de cerrar su cuenta.
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One Punch Man season 3 is so bad, I lost my appetite to anime
byu/the__daydream inanime
Lo más grave es que Nagai había pedido que su nombre no se revelara hasta el estreno, anticipando el nivel de presión. Pero su petición fue ignorada. Y al ver el resultado, el fandom atacó. YouTubers, influencers y creadores de contenido amplificaron el odio, convirtiendo la decepción en acoso.
El anime, al igual que muchas otras formas de entretenimiento, ya no se consume, se exige. Y cuando el producto no cumple, se castiga sin importar contexto, presupuesto o condiciones laborales. Nagai intentó explicar que la animación depende de múltiples factores, desde el comité ejecutivo hasta los tiempos de entrega.
One-Punch Man volvió, pero al parecer era mejor que no lo hubiera hecho.