Nintendo ha actualizado recientemente su Acuerdo de Usuario, introduciendo cambios significativos que podrían tener graves consecuencias para aquellos que intenten modificar la consola Switch 2, sus juegos o sus servicios en línea.
Según un informe de Game File, estas actualizaciones parecen dirigidas a quienes acostumbran alterar el hardware de Nintendo, incluyendo a aquellos que hackean las consolas para emulación u otros fines no autorizados. La nueva política establece que incurrir en estas prácticas (y ser descubierto) podría resultar en la «inutilización permanente, total o parcial, de los Servicios de Cuenta de Nintendo y/o del dispositivo Nintendo afectado».
El nuevo Acuerdo de Usuario ahora prohíbe explícitamente acciones como «eludir, modificar, descifrar, derrotar, manipular o de otra manera evitar cualquiera de las funciones o protecciones de los Servicios de Cuenta de Nintendo», incluyendo el uso de hardware o software que altere su funcionamiento previsto. También se prohíbe obtener, instalar o usar copias no autorizadas de los servicios y explotarlos de cualquier manera que no sea el uso previsto, todo ello sin la autorización expresa y por escrito de Nintendo o el permiso explícito de la ley.
En esencia, estas nuevas condiciones establecen que cualquier alteración del hardware o software de Nintendo que se desvíe de su propósito original (comprar la consola y los juegos para jugarlos sin la aprobación de Nintendo) está prohibida. El incumplimiento de estas normas podría acarrear la pérdida permanente de la funcionalidad de los juegos y/o la consola de Nintendo, un precio considerable para quienes disfrutan de estas prácticas.
Para el usuario promedio que simplemente compra consolas y juegos para disfrutarlos, estos cambios probablemente no tendrán un impacto directo. Sin embargo, para los entusiastas del jailbreak de consolas y la manipulación de hardware y software, estas nuevas políticas aumentan significativamente el riesgo de sus actividades.
Además, estas medidas dificultarán futuros intentos de emulación, lo que representa un revés para los esfuerzos de preservación de videojuegos, a menos que en el futuro se logre obtener un permiso explícito de Nintendo para tales fines, algo que la compañía no ha concedido hasta ahora.
La postura de Nintendo se endurece, dejando claro su firme control sobre el uso de su hardware y software.