Ninja Gaiden: Ragebound Review

Ninja Gaiden fue una serie que siempre se caracterizó por su dificultad elevada tanto en 2D como en 3D. En los últimos años ha estado recibiendo el cariño que se merece con varios títulos ya lanzados o que están por venir. Uno de ellos es sin duda, Ninja Gaiden: Ragebound, donde sus inicios no están del todo olvidados.

El juego representa una vuelta a los orígenes más plataformeros de la mano del estudio indie The Game Kitchen, los padres de Blasphemous I & II. Con dificultad a considerar, pero siendo más indulgente con los nuevos jugadores en los primeros niveles, y acción frenética sin pausa. Eso es lo que nos trae este título.

Una pareja muy dispareja

Ragebound no pone el protagonismo en el héroe de la franquicia por antonomasia, Ryu Hayabusa, sino más bien en su aprendiz, Kenji Mozu, un shinobi en ciernes que desea hacerse un nombre propio. Pero también, cede ese protagonismlo a Kumori, una misteriosa kunoichi de la organización rival, Clan de la Araña Negra. Así se forma una alianza forzada pero que se irá desarrollando a medida que avanza la trama.

Como siempre, alguien quiere revivir al Rey Demonio, y para esto han atacado la aldea Hayabusa con el objetivo de dominar al mundo. De paso, la CIA se ve involucrada en el caos y hay que visitar diferentes localidades de los más variadas. A pesar de lo que se pueda suponer, la historia tiene un protagonismo más presente centrado en la relación de ambos personajes. Se cuenta a través de ilustraciones animadas, que cuentan con un nivel impresionante, marca de la casa.

Preciso y certero

La jugabilidad de Ninja Gaiden: Ragebound se basa en visitar una serie de niveles con intrincados caminos eliminando a cuanto enemigo se nos atraviese por el medio. Tras pasar una etapa, pasamos a una pantalla de selección de niveles muy a lo Super Mario World. Cada nivel tiene una serie de retos en forma de coleccionables y/o desafíos en forma de acciones concretas. Estas acciones pueden ser, eliminar enemigos de cierta manera o pasar el nivel sin ser golpeado, por ejemplo. El juego tiene un tienda del siempre confiable Muramasa, que nos vende mejoras con las cuales hacer construcciones para ambos personajes, pero la moneda de cambio son los coleccionables repartidos por los niveles.

A nivel de manejo de personajes, Kenji es un ninja que hace uso de la katana y posee algunas otras habilidades más tradicionales. Mientras Kumori, hace uso de kunais para convertirse en un personaje a distancia, pero ambos comparten algunas habilidades como la esquiva y escalar por paredes y techos. Lo que sí es que el título tiene una jugabilidad intuitiva y que incita a conocer patrones de enemigos. Cada enemigo posee su forma de derrotarlo, mientras que otros requerirán un poco más de empeño.

Existe un movimiento especial llamado Hipercarga que consiste en un poderoso ataque capaz de atravesar las defensas del enemigo. Se obtiene ya sea derrotando enemigos que tienen un aura especial, o sacrificando parte de nuestra salud para potenciar el ataque. Otro movimiento es la Guillotina que es una especie de doble salto si lo realizamos sobre los enemigos o proyectiles. Más avanzada la historia, ambos personajes se fusionan y adquieren nuevas habilidades interesantes, pero de esto no daré más detalles.

El título insta al jugador a repetir niveles, ya sea para lograr los retos más difíciles, mejorar nuestros tiempos o conseguir los coleccionables que nos falten aportando así a la rejugabilidad. Por otro lado, los jefes de nivel presentan el verdadero desafío hasta que nos aprendemos sus patrones de ataque, que incluso cambian en mitad de la batalla. Al menos resultan ser interesantes. Lo cierto es que Ragebound es un título de ritmo rápido y que busca que el jugador mejore. Aunque no está exento de fallos como niveles que se alargan sin necesidad, y algunas etapas luego de la mitad del juego, no tienen más que ofrecer.

Arte con 16bits

Una de las particularidades de los juegos de The Game Kitchen es que saben manejar bastante bien el Pixelart. Nos ofrecen unas animaciones de personajes bastante detalladas, aderezados con las animaciones entre escenas. La banda sonora es de corte canchero con piezas bastante movidas con una genial mezcla entre sonidos MIDI con sonidos modernos. Aquí no hay nada que objetar.

Veredicto

Ninja Gaiden: Ragebound es un homenaje por todo lo alto de los orígenes 2D de la franquicia. Es una genial mezcla de jugabilidad tradicional con dificultad exigente y mecánicas más accesibles. Narrativamente, tiene un enfoque más narrativo centrado en la relación entre sus protagonistas. Su jugabilidad de ritmo rápido, precisa, hacen que sea un juego altamente adictivo con una variedad de retos que incentivan a la rejugabilidad. El apartado artístico y sonoro refuerza la inmersión, demostrando el cuidado y la pasión del estudio por su trabajo. Sin embargo, algunos niveles innecesariamente largos y cierta repetitividad de situaciones empañan un poco el conjunto. No obstante, Ragebound sobresale como un título sólido, que combina el espíritu más clásico de Ninja Gaiden con ideas frescas que resultarán del agrado de los fans.

Nota: Este review fue realizado en PS5 y el código fue cedido gracias a DotEmu.

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SUMARIO

Ninja Gaiden: Ragebound es una combinación de todo lo que debe tener un juego de corte clásico. Jugabilidad de ritmo rápido, intuitiva, y desafiante. Un título bastante rejugable que incentiva al jugador a mejorar su desempeño en cada nivel. Tiene sus fallos leves, pero se le perdonan por todo lo demás que ofrece.

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