Elon Musk, que instó a sus seguidores a cancelar sus suscripciones de Netflix, acusando a la plataforma de promover una “agenda trans” en contenidos dirigidos a niños, parece haber logrado su cometido.
La campaña, que se viralizó en X bajo el hashtag #CancelNetflix, hizo efecto, miles de usuarios compartieron capturas de pantalla mostrando cómo daban de baja sus cuentas, mientras Musk reforzaba el mensaje con frases como “Cancela Netflix por la salud de tus hijos”. En solo tres días, las acciones de la compañía cayeron un 4.3%, borrando más de 15 mil millones de dólares de su valor en el mercado.
Netflix no ha emitido ningún comunicado oficial, pero su silencio contrasta con el ruido digital. La controversia se convirtió en un campo de batalla ideológico, donde la representación LGBTQ+ en el entretenimiento infantil se enfrenta a una ofensiva pública liderada por una figura con más de 200 millones de seguidores.
El streaming, que en algún momento fue sinónimo de libertad creativa, hoy se convierte en blanco de una narrativa que mezcla política, cultura y consumo. Ahora, Netflix tendrá que adaptarse para recuperar la cantidad de usuarios perdidos si quiere seguir manteniendo su valor y liderazgo en el mercado de entretenimiento digital.