A medida que pasa el tiempo, el mundo de los videojuegos se ha venido proliferando de una manera sumamente amplia y versátil. Abarcando prácticamente todas y cada una de las diferentes expresiones de arte habidas y por haber; tanto orgánicas, como digitales.
Una de estas expresiones de arte en cuestión es, por supuesto, el mundo del audio de alta calidad.
Dado que, en los últimos 2 años, por razones obvias, mucha gente se ha animado a poner un pie dentro de la creación de contenido a nivel de “video-blogging”, dar opiniones en un “podcast”, o crear contenido interactivo que de una u otra manera requiera del uso de la voz humana; el mercado del audio profesional y semiprofesional ha buscado la manera de ofrecer artefactos de alta calidad a un precio competitivo.
Recientemente, nuestros amigos de Turtle Beach hicieron la adquisición corporativa de “Neat Microphones”, para completar la santísima trinidad del gaming y la creación de contenido junto a ROCCAT.
Neat es una marca relativamente pequeña que en lugar ofrecer los periféricos gaming característicos de las ya mencionadas, busca desarrollar micrófonos de alta fidelidad que puedan gozar de la preferencia de profesionales del audio, la música, la locución o el doblaje.
Hoy estuvimos haciendo pruebas con un impresionante ejemplar en formato Condensador XLR. El Neat WORKER BEE II.
La tecnología USB como la conocemos se ha convertido en el estándar de conexiones informáticas en lo que a periféricos de cualquier tipo y transferencia de energía se refiere.
Sin embargo, antes de ello, en el mundo del audio ya existía otro formato más confiable que suministra a los programas de edición de una señal más limpia, balanceada y sin interferencias electromagnéticas. El formato XLR (External Line Return).
Por sus siglas que traducen al español como “Regreso De Línea Externa”, dispone de un cable de 3 pines que ha sido usado en el audio profesional desde la proliferación de los equipos de grabación eléctricos. Los 3 pines anteriormente mencionados representan un potencial positivo, un negativo, y un cable de aterrizaje; siendo este último el secreto por el cual el formato se volvió la regla a la hora de trabajar en audio profesional.
Dicho esto, y sin ánimos de manejar complejidades conceptuales ajenas al interés; el hecho de que el WORKER BEE II sea un micrófono en formato XLR requiere de la adquisición previa o alterna de una interfase de audio digital externa con puertos XLR y acceso a “poder fantasma” de 48 Voltios. Todo sea para lograr el nivel de calidad que los micrófonos convencionales en formato USB aún no logran debido a estabilidad y limpieza de la energía que les empodera.
El WORKER BEE II es un aparato pequeño, humilde, y algo pesado; que ha dado mucho de qué hablar.
En él viene una cápsula condensadora de 25 mm de patrón polar cardioide. Lo cual sugiere que es un micrófono hecho para prestaciones versátiles desde grabación de voces, hasta captura de instrumentos musicales de rangos frecuenciales amplios (guitarras, pianos, percusiones).
Luego de ciertas pruebas de lugar, el nivel de calidad con el que el WORKER BEE puede lograr capturas es simplemente impresionante; con una captura de limpieza aceptable a lo largo del rango de frecuencias que es audible por el oído humano (20 a 20000 Hz), y un nivel de dinámica característico de micrófonos con 10 veces su valor monetario.
Debemos decir a todo pulmón que la característica más impresionante de este ejemplar fue, sin lugar a dudas, el diseño del patrón cardioide con enfoque adicional para mitigar la interferencia de ruidos externos, o realmente de cualquier cosa que no esté justo en frente del micrófono. El cuál logra un efecto de supresión de ruido natural increíblemente efectivo.
Esto es una gracia de salvación para jóvenes aspirantes a profesionales del audio o creadores de contenido que no disponen de los recursos para un tratamiento acústico en el espacio de trabajo.
Esto no viene sin un precio, ya que el nivel de enfoque frecuencial se ve hasta cierto punto inestabilizado en pro de una prestación de mayor utilidad para el público asiduo al rango de presupuesto. Esto se refleja en un nivel de distorsión notable en las frecuencias bajas y media-bajas del micrófono.
Para poner una cereza encima de un exquisito pastel, el WORKER BEE II viene con una montura de impacto interna inteligentemente diseñada que silencia los estímulos físicos (golpes y vibraciones) que hagan contacto con el micrófono de ser capturados.
Distribuyendo en el mercado al super módico precio de $99 dólares americanos, el Neat WORKER BEE II es un aparato impresionante que da mucha agua de beber. Digno de la atención tanto de aspirantes como de los mismísimos profesionales del audio.
Es no menos que admirable el hecho de que Neat haya logrado un diseño que abarque lo esencial dentro de la calidad de audio que se busca en el mundo del audio “pro”, al igual que lo que necesita un potencial iniciante o creador de contenido casero carente de cierto nivel de experiencia para mitigar las dificultades que puede representar capturar con el nivel de sensibilidad y potencia de un micrófono condensador cardioide.
Este review fué realizado gracias a Neat Microphones.
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