Metal Gear Solid Δ: Snake Eater Review

Se dice sobre la industria del videojuego que el año 2004 fue uno de los mejores a nivel de lanzamientos. Entre los juegos que salieron al mercado en ese año podemos mencionar tenemos: Grand Theft Auto: San Andreas, Half-Life 2, Halo 2, Doom 3, entre otros. Sin embargo, otro título que supuso un antes y un después tanto para la franquicia de la que procede como para su director en ese momento, Hideo Kojima, fue Metal Gear Solid 3: Snake Eater.

21 años después y con la desarrolladora Konami haciendo entrega de sus mejores juegos en forma de remasters o compilaciones, toca el turno a Metal Gear Solid Δ: Snake Eater. Este es un remake de aquella mítica precuela de la serie Metal Gear que se adapta a consolas modernas con sustanciales mejoras gráficas, inclusión de nuevos controles y conservando tanto la atmósfera general como la historia tal y como fue concebida. Así da gusto revivir un clásico que marcó época.

Espionaje, traición y sacrificio

A pesar de la historia general que maneja la serie Metal Gear, la cual es bastante enrevesada, la de Snake Eater es considerada una de las mejores tanto de la franquicia como de los videojuegos en general. Es un poco más entendible que el resto de los juegos, además de que da origen a la leyenda de Big Boss. Pero sobre todo, la ambientación de la Guerra Fría, fue una de las mejores logradas y que cuenta con uno de los finales más emotivos de la historia de los videojuegos.

Corre el año 1964, en plena Guerra Fría donde las armas son el espionaje y la disuasión. Un científico ruso llamado Nikolai Stepanovich Sokolov, es retenido contra su voluntad por una facción rebelde rusa para crear una de las armas más devastadoras que ha conocido la humanidad desde entonces, Shagohod. De su parte EE. UU. ha enviado a Naked Snake, un prominente soldado para rescatar al científico y así evitar un conflicto de escala global.

Tras ciertos sucesos, la misión sale mal, Snake es herido en el proceso y se culpa a EE. UU. de invadir territorio ruso sin autorización. El gobierno ruso pide la cabeza de los responsables, o en su defecto que ponga fin a la facción rebelde liderada por el General Volgin. Así es como inicia otra misión para que Snake se reivindique y se ponga fin a las tensiones entre potencias. La trama no tuvo cambios significativos, tipo Final Fantasy VII Remake. De hecho está plasmada tal cual la conocemos los que hayamos jugado al título del 2004.

Aquí se demostró una vez más, la maestría de Hideo Kojima a la hora de contar historias. Presenciamos temas de corte político, filosóficos, giros de guion y sobre todo, desarrollo de personajes. Y es que en sus personajes recae el peso argumental de la trama. Claro, siempre hay espacio para las Kojimadas, y a pesar de que el director ya no está en Konami, se respetaron todos los easter eggs y situaciones surrealistas que el director implementó en el primer juego.

El año de la serpiente

Un poco de historia. Con Snake Eater se subió un paso más allá en el sistema de sigilo que implementó la serie a lo largo de los años. Aquí se añadieron toques de supervivencia al presentar tres sistemas fundamentales en el gameplay: Comida, Medicina y Camuflaje. Los dos primeros estaban ligados a la barra de resistencia que ahora cobra un papel preponderante en la jugabilidad, mientras que el tercero hacía que el jugador tomara en cuenta el entorno a la hora de infiltrarnos en bases enemigas.

Se cambiaron los entornos más «urbanos» por selvas y bosques con todo lo que eso implica. Ahora Snake debe de alimentarse con lo que encuentre en sus alrededores y eso incluye animales, plantas, raciones y comida enlatada. De no hacerlo, la barra de resistencia disminuirá y con ella nuestra capacidades motoras como la puntería y el combate cuerpo a cuerpo. Debemos tomar en cuenta ciertos factores como que lo que comemos tenga buen sabor, que la comida no esté descompuesta o que nos provoque envenenamiento o indigestión.

Por otro lado, recibir heridas también repercute en nuestro desempeño y barra de salud. Por ejemplo, recibir cortes nos provocará hemorragias, recibir balazos por igual, tener huesos rotos nos hace más lentos, etc. Cada herida debe ser tratada con técnicas de curación propias de cada lesión. La heridas de bala se debe extraer la bala, desinfectar, suturar y aplicar desinfectante. De no hacerlo nuestra salud disminuye y podemos morir por las heridas no tratadas. Así se da un toque más realistas a la jugabilidad.

En cuanto al camuflaje, debemos tomar en cuenta si estamos ante vegetación, lodo, concreto y otras superficies. Cada superficie influye en un porcentaje que indica que tan visible seremos de cara a los enemigos. También, la pintura facial se suma al porcentaje antes mencionado. A lo largo de la aventura, iremos consiguiendo una serie de uniformes y pintura facial para infiltrarnos en los distintos entornos. No es lo mismo llevar un traje de concreto de color gris en plena selva, donde el verde predomina en el entorno.

Forjando una leyenda

Con todo lo anterior dicho, Metal Gear Solid Δ: Snake Eater no solo conserva gran parte de la jugabilidad que todos conocemos, sino que se ha añadido un nuevo esquema de control propio de los Third Person Shooter modernos. Ahora al apuntar la cámara se coloca detrás del hombro de Snake permitiendo ver al personaje junto con una retícula. Ahora tenemos un botón para caminar agazapados y hacer menos ruido al caminar, lo que en el juego original no se podía hacer a menos que nos arrastremos por el suelo. Claro, también es posible seleccionar el esquema de control original, si queremos disfrutar el juego tal como fue concebido en la versión Subsistence del juego.

En cuanto al sistema de combate, aquí llamado CQC (Close Quarter Combat), ahora es mucho más fácil realizar ataques y derribos a los enemigos. El sistema se parece más a MGV: The Phantom Pain en su ejecución aunque manteniendo las animaciones de MGS3. Este control se siente mucho más cómodo ya que nos permite controlar mejor el entorno y ver que sucede a nuestro alrededor. Los combates con armas ahora son más realistas y los enemigos tienen diferentes reacciones dependiendo a donde les hemos disparado.

También se han implementado una serie de mejoras como el movimiento de la cámara con el stick derecho y al apuntar, pudiendo colocar la cámara en primera o tercera persona al pulsar un botón. Ahora al pegarnos a una superficie, Snake se queda de manera automática de espaldas sin necesidad de mantener el stick en esa dirección. Otros cambios incluyen ensuciarse con el entorno y así mimetizarnos mejor con el ambiente.

Si bien el juego es en esencia casi el mismo del 2004, ya que no se agregaron nuevas secciones ni la trama tiene cambios para ajustarse mejor, aparentemente, la intención de Konami es dejar la experiencia original, tal y como la disfrutamos en el 2004. Esto puede ser una decisión polémica porque la línea que separa a un remaster de un remake es bien difusa. Pero lo que no se puede negar es que este juego es un imprescindible. Tampoco es que la experiencia sea 1:1 ya que cuenta con algunos cambios y otros añadidos de peso que no revelaré para dejar para la sorpresa.

Una perspectiva única

Esta nueva versión de Snake Eater fue creada en el Unreal Engine 5, y aunque personalmente tengo mis reservas con ese motor, los resultados son impresionantes. Aspectos como la vegetación, texturas más realistas, iluminación, cobran un papel mucho más detallado. Cada asset fue modelado desde cero, desde los personajes, enemigos y hasta animales ahora cuentan con un nivel de detalle mucho mejor logrado. El modelo de Snake ahora se ve como los desarrolladores crearon el concepto desde un primer momento. Es genial ver como la luz traspasa los árboles en la espesura de la selva y como la ropa se ensucia o desgasta con los combates. Como observación, el Unreal Engine 5 vuelve a deber en el tema del desenfoque de movimiento tan pronunciado que tiene, pero por lo demás el juego luce genial.

La banda sonora, cuenta con los mismos temas como el mítico «Snake Eater», compuesto por Norihiko Hibino y en la voz de Cynthia Harrell. Un tema que evoca las canciones de las películas de James Bond. De su parte, la actuación de voz cuenta con las mismas líneas de diálogo y conversaciones del juego original, incluyendo a los actores como el mítico David Hayter. De mi parte no es algo que moleste, porque igual es un trabajo digno de películas de Hollywood.

Veredicto

Konami se consagra al entregarnos con Metal Gear Solid Δ: Snake Eater, una fiel adaptación a sistemas modernos de uno de los títulos que pasó al salón de la fama de los videojuegos. Logra rescatar la esencia de la obra original del director Hideo Kojima, manteniendo intacta una de las historias de espionaje, traición y sacrificio más emotiva del sector. Se introducen mejoras gráficas, jugables y un nuevo esquema de control adaptado a los estándares de jugabilidad.

El uso de Unreal Engine 5 dota al título de un acabado visual impresionante, mientras que la conservación de la banda sonora y las actuaciones de voz originales refuerzan el factor nostalgia sin dejar de lado la frescura de lo moderno. Aunque la delgada línea entre remake y remaster puede generar debate, lo cierto es que esta entrega demuestra que Snake Eater sigue siendo un referente en la narrativa y jugabilidad del género Tactical Espionaje Action.

Nota: Este review fue realizado en PS5 y el código fue cedido gracias a Konami.

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SUMARIO

Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es un remake que respeta bastante, demasiado se podría decir, la obra original, tanto la trama por la que el título es conocido como parte de su jugabilidad. Sin embargo, cuenta con mejoras gráficas palpables, se añadió un nuevo esquema de control con cámara al hombro, mejoras en el sistema de camuflaje y mecánicas de sigilo. A todas luces es un juego sin cambios de peso, pero que igual no deja de ser un imprescindible.

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