Will Shen, ex desarrollador de Bethesda y diseñador de misiones de Starfield, opina que los jugadores están mostrando signos de fatiga ante la inmensidad de algunos juegos.
Anteriormente, la magnitud de un videojuego se consideraba un factor clave de su atractivo. Se promocionaban con orgullo características como cientos de horas de juego, una gran cantidad de misiones secundarias y extensos mapas que requerían horas para recorrerlos. Sin embargo, esta tendencia parece estar cambiando, y la preferencia actual se inclina hacia experiencias más concisas y directas.
Shen, en una entrevista, señaló que una parte cada vez mayor de la audiencia se siente abrumada por la necesidad de invertir 30, 100 o incluso más horas en un solo juego. Los jugadores ya tienen títulos a los que regresan constantemente, y la perspectiva de añadir otro juego de larga duración a esa lista se convierte en una tarea ardua. Esta observación refleja una realidad en la que el tiempo de ocio es un recurso valioso y limitado.
A medida que los jugadores envejecen y sus responsabilidades aumentan, dedicar más de 100 horas a un juego de rol se vuelve un desafío considerable. Si bien ocasionalmente surge un título que captura la atención y exige ser jugado, la idea de sumergirse en una experiencia masiva puede generar más aprehensión que entusiasmo. La saturación del mercado con juegos extensos, especialmente en géneros como los RPG, contribuye a esta sensación de agobio.
Con tantos juegos RPG de gran profundidad disponibles, es difícil para un jugador promedio completar todos estos juegos en un lapso tan corto. Esta abundancia de contenido puede generar una sensación de elección forzada y, paradójicamente, no querer jugarlos.
La fatiga ante la necesidad de invertir una gran cantidad de tiempo en un solo juego, sumada a las crecientes responsabilidades de los jugadores, está impulsando esta nueva tendencia.