La imagen del gamer como un adolescente encerrado en su cuarto ha quedado atrás. Según el estudio global “Power of Play 2025” de la Entertainment Software Association (ESA), el jugador promedio hoy tiene entre 35 y 44 años. Es decir, un elder millennial que creció con cartuchos, sobrevivió a los foros, y ahora juega entre reuniones y responsabilidades.
La encuesta, una de las más amplias realizadas por la ESA, abarcó 24,216 jugadores activos de 26 países en América, Europa, África y Asia. Todos los participantes tenían 16 años o más y jugaban al menos una hora por semana. El estudio también reveló que 66% de la población mundial juega videojuegos, y que 55% lo hace para relajarse, mientras que 45% afirma que los juegos les ayudan a mantenerse mentalmente ágiles, además también revelo que el 48% son mujeres.
En Estados Unidos, el promedio de edad sube aún más: 49 años, según confirmó un portavoz de la ESA. China tiene el promedio más joven con 32 años, mientras que Italia lidera con 50 años. Y aunque el estudio no incluye menores de 16, otro informe que sí los contempla sitúa el promedio estadounidense en 36 años.
Pero no todo es nostalgia. También hay una brecha. Los más jóvenes viven en Roblox, Fortnite y TikTok, mientras los millennials siguen buscando sentido en Mass Effect y Dark Souls. La industria lo sabe, y por eso los remakes no paran. Porque venderle a alguien su infancia es más rentable que inventarle una nueva.
El gamer promedio ya no tiene tiempo para grindear ocho horas. Tiene hijos, trabajo y una lista de pendientes, pero sigue jugando.