La última mitad de década ha sido escenario de uno de los hobbies y oficios profesionales de mayor proliferación en el mundo digital.
Ya sean gamers, productores musicales, o simples personalidades de las redes sociales con algo interesante que decir; las transmisiones en vivo o streaming, y sus respectivas plataformas, vienen viendo una tasa de crecimiento exponencial junto al número de usuarios asiduos.
Los streamers van y vienen a la medida que su salud mental, balance de estrés, o tendencia de turno les permita seguir o no en el circuito.
Por épocas, la clase de atractivos que los streamers prominentes pueden traer a la mesa se diversifican de una manera volátil e impredecible.
Si bien no existe una regla de tres, talla única, o fórmula mágica para lograr el éxito en semejante actividad; una de las cosas que puede agregar de manera objetiva a la probabilidad de éxito radica en el valor de producción.
Desde el diseño visual de un set o habitación de trabajo, hasta la calidad de los periféricos utilizados para la creación del contenido como tal.
Hoy tenemos entre manos la Logitech StreamCam.
La misma tiene ya un tiempo en el mercado y ha sido galardonada con opiniones positivas por diestra y siniestra, catalogándola como una de las mejores opciones disponibles en el mercado para dicha labor.
Cabe destacar que la misma no es parte de la línea de periféricos para video juegos bajo el banner de “Logitech G”. Por tanto, no es el tipo de aparato que nos vaya a ofrecer parámetros de personalización profundos, de la manera que el antiguo “Logitech Gaming Software” o “G-HUB” lo harían.
Si se preguntan si es realmente necesario… Pues, no.
Configurar periféricos como una cámara requiere de mover parámetros que prácticamente cualquier programa de grabación de video en vivo del cual un ordenador pueda disponer ya puede modificar por sí solo.
Valores genéricos como apertura de lente, brillo, nitidez, saturación y frecuencia de actualización; ya son cosas que cualquier software sólido para video llamadas o transmisiones en vivo puede ofrecer en calidades similares.
Una de las cosas que impresiona desde el vamos, es el hecho de que la configuración estandarizada de la StreamCam ya es de altísima calidad.
Buena definición, flexibilidad con las resoluciones, excelente coloración y una calidad de imagen que, con el contexto apropiado para capturas, va a requerir poca a ninguna mejora.
De igual manera, las opciones de exposición automática y balances de luz automática son bastante convincentes y claramente superiores a las competencias y modelos adicionales de la marca.
Muestra niveles de competencia superior en situaciones de iluminación poco favorables, y mantiene el intercambio de recuadros fluido el 100% del tiempo.
La StreamCam pretender ser una cámara portátil que ofrece la máxima flexibilidad de uso y mantiene el tema de los drivers y programas de configuración a raya con lo básico y lo terrenal.
Tan sencillo como conectarla, dejar que Windows detecte el dispositivo, y empezar a utilizarla sin más.
Esta flexibilidad viene comprometida por algo que es tanto una ventaja como un obstáculo al mismo tiempo.
La StreamCam tiene un cable grueso y duro que definitivamente podría ser más largo; y una conexión directa por USB 3.1 tipo C.
Esto significa que el motherboard de nuestra computadora debe disponer de un puerto USB-C 3.1 directo que pueda aparear con la cámara de manera directa y sin presencia de adaptadores o intermediarios para poder aprovechar al máximo las capacidades de nuestra StreamCam.
En parte es un factor comprensible, ya que semejante calidad de video anticipa un tráfico archivos comparativamente más grandes que deben ser detectados por la computadora en unas pocas milésimas de segundo sin crear latencias que, en ejemplares de menor calidad, no estarían presentes.
Sin embargo, al sol de hoy, es más que probable la adquisición de computadoras gama alta o motherboards de catálogos costosos para tener disponibilidad de semejante tipo de puerto.
Sobre todo, bajo la eventualidad de que involucrar adaptadores, si bien habilita la posibilidad de utilizar la cámara, limita la calidad a un nivel que hace más factible adquirir modelos inferiores de la marca como una C920; la cual ofrece calidades superiores sin requerimientos tan específicos.
Nos mantenemos tan básicos como podríamos vernos… Logitech recomienda configurar la cámara directamente desde el software que la esté utilizado; sobre todo, ejemplares como “Streamlabs” OBS.
De igual manera, el “Logitech Capture” es un software ligero, amistoso y fácil de usar que nos permite grabar, tomar fotografías y modificar parámetros de calidad de la cámara. Desde resoluciones hasta filtros y coloración.
Lo que tenemos entre manos es una especie de relación amor y odio con un producto que podría haber enfatizado la optimización de archivos en tránsito para lograr un nivel de flexibilidad y versatilidad superior.
Esto no quite ni refuta el nivel de calidad inigualable que obtenemos una vez logradas las circunstancias favorables y los requerimientos de la cámara.
Desde lo objetivo, presenciamos la capacidad de un periférico extremadamente potente que podría terminar sustituyendo teléfonos celulares o cámaras profesionales bajo el debido contexto y con el respaldo de los debidos conocimientos de producción.
Este review fué posible gracias al ejemplar suministrado por Logitech.
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