Existen casos curiosos de juegos que solo por el nombre ya sabemos que vamos a encontrar. Así sucedió con Goat Simulator de Coffee Stain North, un juego del 2014 que trascendió fronteras, pero no por las razones adecuadas, sino porque el juego no se tomaba en serio ni así mismo. De hecho, el juego salió a la luz gracias a una broma interna del estudio que terminó por darle luz verde.
Así es como llegamos a Goat Simulator 3, (sí, se saltaron Goat Simulator 2, otra broma interna) la secuela que pretende llevar nuestras aventuras caprinas por otras fronteras y en compañía de tres amigos más.
The Cabraborn
En un intento de historia nos despertamos en la parte trasera de lo que parece ser una carreta, miramos a nuestro alrededor y vemos otras tres compañeras más. La escena me resulta muy familiar, a la vez que el conductor nos habla, de como llegamos hasta ahí. Sí, una clara referencia a Skyrim.
Al final el dueño de la camioneta nos suelta y pide que nos familiaricemos con el corral, no sabiendo quien es Pilgor, la cabra protagonista. Y hasta aquí la introducción. No, no hay una trama que seguir el hilo o que nos vaya a dejar perplejos. El juego está construido para que seamos nosotros quienes construyamos nuestra propia historia, como cuando encontramos unas elecciones presidenciales en las que podemos participar.
Algunos de los acontecimientos que descubrimos en el juego, empezarán a aparecer como cuando liberamos a unos hombres banana. Aunque es divertido ver como el juego parodia a otros títulos populares como The Elder Scrolls, Wolfenstein, The Avengers, etc.
Haciendo el cabra
Goat Simulator 3 está creado para que no tenga sentido, el objetivo principal es sencillo, manejamos una cabra y debemos crear el mayor caos posible atacando, lamiendo personas, grindando sobre rieles, destruyendo cosas, haciendo piruetas como si fuera un Tony Hawk Pro Skater, manejando vehículos que no se dañan con los impactos. Todo esto reporta puntos de Karma que es la moneda de cambio del juego.
Ahora, hay un giro, y es que podemos desbloquear el mapa en unas torres llamadas Cabrastillos, como si fuera un Assassin’s Creed. Una vez entramos conseguiremos Puntos Illuminati para subir de rango y recibir recompensas. Estos puntos, al igual que los de karma se consiguen realizando diferentes acciones.
Tendremos los Eventos, que son misiones que encontraremos por el mapa. Si las completamos recibiremos Karma, Puntos Illuminati y equipo. Estos eventos no tienen indicación alguna, por lo que debemos pensar y mirar a nuestro alrededor para saber como resolver el acertijo. No son difíciles de realizar, pero debemos estar muy atentos para saber que hacer.
Chuléame mi cabra
Goat Simulator 3 tiene un componente de personalización muy amplio. En el menú podemos personalizar nuestra cabra con diferentes atuendos. Se pueden cambiar desde los cuernos, ropa, accesorios para la cabeza y hasta cambiar de especie. Con el karma que tengamos podemos comprar nuevo equipo.
El equipo que hayamos conseguido, no solo sirve estéticamente, algunos objetos tienen habilidades especiales. Encontraremos un escudo como el del Capitán América, Lanza cohetes, Alas Delta, Jetpacks. Algunos de estos objetos cambian mucho la jugabilidad y son muy divertidos.
El juego permite compartir con hasta tres jugadores más tanto local como online en una misma partida a pantalla dividida. La diversión se multiplica ya que podemos hacer lo que queramos. Además, los minijuegos que están por el mapa requieren obligatoriamente del multijugador.
Los minijuegos son muy variados, pero debemos descubrirlos en el mapa para poder acceder a ellos cuando queramos. Al iniciar, nuestros amigos deben aceptar la invitación y automáticamente se transportarán hacia nuestra posición para jugar. Tenemos Minigolf, el Suelo es Lava, Rey de la Colina Derby de coches entre otros.
Una Cabra defectuosa
Llegamos a una de las partes controversiales del juego, su apartado técnico. Si bien es cierto que el juego no se toma en serio a sí mismo, ni siquiera en este apartado, no menos cierto es que algunos errores son graves. Primero que nada, el juego se ve muy con efectos como reflejos de luz en las superficies, texturas adecuadas y buena distancia de dibujado. Además, cuenta con mejores físicas a diferencia de la primera entrega que se sentía más rígido.
Sin embargo, al ser un sandbox es obvio que aparecerán los bugs, cosas como personas flotando, traspaso de paredes, desaparición de objetos; esto era algo que los desarrolladores hicieron adrede en el primer juego. Como si fuera poco, bajones de frames, pausas del juego de objetos e interrupción de partidas (sobre todo en multijugador).
La música suena tan tonta como cabría esperar, no mucho que destacar, salvo algunas canciones e incluso una banda de rock en el juego con su canción propia. Buenos efectos de sonido, doblaje al inglés con subtítulos en español.
Veredicto
Goat Simulator 3, como dice el propio título, es un juego para hacerse el cabra y hacer locuras con nuestro rumiante amigo. A diferencia del juego anterior, tiene objetivos a cumplir marcados en el mapa por lo que siempre tendremos una referencia de que hacer. El juego gana en diversión al compartir con otros tres amigos, sobre todo en los minijuegos. Sin embargo, los problemas técnicos están muy presentes aunque sean a posta. Los cuelgues de partida son bastante molestos.
Nota: Este review fue realizado en la versión de PS5 y el código fue cedido gracias a Plaion.