Durante su discurso en la Gamescom Asia x Thailand Game Show, el creador de Dead Space, Glen Schofield, no se guardó nada. “La industria está rota. Está golpeada, está desgastada. Nuestros desarrolladores han estado recibiendo golpes durante años,” dijo ante una sala llena de profesionales. Y no lo dijo como queja, lo dijo como diagnóstico.
Schofield propuso tres medidas para revertir el colapso. La primera, y más polémica, es adoptar la inteligencia artificial como herramienta estándar en todos los equipos de desarrollo. “La IA no está aquí para reemplazarnos,” afirmó. “Está aquí para hacernos más rápidos, mejores y eficientes. Y no es solo para artistas o directores. Es para escritores, para marketing, para todos.” Su llamado fue claro: entrenar a los equipos desde ya, sin importar si eres EA, Activision o Namco.
La segunda medida apunta directo al bolsillo: los inversores deben dejar de recortar y volver a apostar fuerte. “¿Quieren hacer un AAA con ocho millones? Recuperen el coraje. Pongan dinero, pero también pongan a la gente correcta al mando,” dijo, criticando la falta de liderazgo creativo en muchos estudios. “Vi a gente buena dirigiendo juegos… pero no estaban listos.”
Y la tercera, casi nostálgica: traer de vuelta el E3. “Cada E3 que viví hizo que mis juegos fueran mejores,” confesó. “Cuando las compañías se alejaron, supe que era el fin. Porque sin E3, esta industria dejó de trabajar unida.”
Schofield cerró con una frase: “Las ideas son la sangre de esta industria. Y esas ideas vienen de ustedes.” Porque sí, puede haber IA, puede haber dinero, puede haber ferias… pero sin desarrolladores, no hay juego. Y eso, él no lo va a dejar pasar.