Electronic Arts (EA) está a punto de cambiar de manos, por la venta al grupo de Arabia Saudita, pero insiste en que su esencia no cambiará.
En un documento interno dirigido a sus empleados, la compañía aseguró que mantendrá “control creativo total” si se concreta la adquisición liderada por el fondo soberano de Arabia Saudita y el grupo de capital privado Affinity Partners, propiedad de Jared Kushner, yerno del presidente Donald Trump.
La noticia ha generado inquietud entre desarrolladores y sindicatos como el CWA, que temen que los valores culturales del nuevo dueño puedan afectar la libertad creativa de EA, especialmente en títulos como The Sims, conocidos por su representación positiva de la comunidad LGBT+. Arabia Saudita prohíbe legalmente las relaciones entre personas del mismo sexo, lo que ha encendido las alarmas sobre posibles censuras o cambios editoriales.
EA, sin embargo, intenta calmar las aguas. “Nuestra misión, valores y compromiso con los jugadores no cambiarán”, afirma el documento, que también garantiza que la sede seguirá en California y que los principios de “creatividad, pasión y trabajo en equipo” seguirán guiando sus decisiones.
Pero no todos están convencidos. La frase “¿Qué regulador va a decirle que no al yerno del presidente?”, citada por Financial Times resume el escepticismo que rodea la operación. Y aunque EA promete que sus juegos seguirán siendo “player-first”, el contexto político y cultural del nuevo propietario plantea preguntas difíciles.
EA quiere que el mundo crea que nada cambiará. Pero cuando el poder creativo depende de quienes tienen el control financiero, las promesas pueden no cumplirse.
