La recta final hacia el lanzamiento de MindsEye, el ambicioso título de Build A Rocket Boy, se ve empañada por una noticia que ha encendido las alarmas en la comunidad. A tan solo una semana de su debut, dos figuras clave del estudio, Riley Graebner, exdirector jurídico, y Paul Bland, exdirector financiero, han puesto fin a su relación con la compañía.
La salida simultánea de estos ejecutivos, confirmada por el propio Graebner a través de LinkedIn, es un movimiento inusual que rara vez se ve tan cerca de un estreno y, como era de esperarse, ha generado un torbellino de especulaciones y preocupación entre los fans.
La situación se vuelve aún más densa si consideramos el contexto reciente. Este doble adiós llega apenas una semana después de que Mark Gerhard, co-CEO de Build A Rocket Boy, lanzara una controvertida acusación: la existencia de una «campaña activa» orquestada contra MindsEye, alimentando un mar de comentarios negativos en línea. La teoría de Gerhard emergió tras la publicación de los primeros adelantos del juego, donde un número significativo de probadores sugirieron que un retraso en el lanzamiento sería lo más sensato para garantizar un mayor nivel de pulido y calidad.
La partida de altos cargos en un momento tan crítico podría interpretarse como una señal de inestabilidad interna o desacuerdos sobre la dirección del proyecto. Para los jugadores, esto se traduce en una incertidumbre palpable sobre la calidad final de MindsEye y la visión a largo plazo del estudio.
Build A Rocket Boy tiene ahora el desafío no solo de entregar un juego a la altura de las expectativas, sino también de tranquilizar a su base de fans y disipar las dudas que se ciernen sobre el futuro de MindsEye.