Los presupuestos de producción de los videojuegos de gran envergadura son uno de los secretos mejor guardados dentro de la industria. Por ello, la reciente revelación por parte de un ejecutivo de Activision de los costes de desarrollo de tres juegos de la franquicia Call of Duty ha causado sorpresa.
En una presentación judicial, Patrick Kelly, jefe creativo de Call of Duty en Activision, declaró que el desarrollo de tres títulos de la saga, lanzados entre 2015 y 2020, supuso una inversión de entre 450 y 700 millones de dólares. Estas cifras superan con creces cualquier coste de desarrollo previamente revelado por una gran compañía de videojuegos, así como las estimaciones de analistas.
Según la declaración de Kelly, los costes de desarrollo de algunos Call of Duty se distribuyeron de la siguiente manera: Black Ops III (2015) costó más de 450 millones de dólares y vendió 43 millones de copias; Modern Warfare (2019) superó los 640 millones de dólares y vendió 41 millones de copias; y Black Ops: Cold War (2020) alcanzó los 700 millones de dólares y vendió 30 millones de copias. Estos costes de desarrollo son los más altos jamás revelados.
Para poner estas cifras en contexto, una filtración de Sony en 2023 reveló que The Last of Us Part II, lanzado en 2020, tuvo un coste de desarrollo de alrededor de 220 millones de dólares, una cantidad que ya se consideraba muy elevada en su momento. Los costes de desarrollo de Call of Duty revelados por Kelly son significativamente mayores.
Esta información se desprende de una declaración jurada presentada por Kelly ante un tribunal de California en diciembre, como parte de la respuesta de Activision a una demanda presentada en mayo de 2024 a raíz del tiroteo en la escuela Robb Elementary en Uvalde, Texas. La demanda argumenta, entre otras cosas, que la influencia de videojuegos como Call of Duty contribuyó a la tragedia. La declaración de Kelly, si bien no es una respuesta directa a la demanda, busca explicar la naturaleza y el funcionamiento de la franquicia Call of Duty.