Concrete Genie es un juego bastante peculiar, que trata sobre la superación del bullying a través del arte callejero
Concrete Genie es un juego desarrollado por Pixelopus y publicado exclusivamente por Sony Interactive, dígase un nuevo exclusivo para la PS4, que, por cierto, ha pasado bastante desapercibido a los ojos de muchos.
Nuestro juego sigue la aventura de Ash (No, no ese Ash), un chico callado y sensible que pasa la mayor parte del tiempo dibujando en su cuaderno favorito, al menos cuando no está haciendo que la banda local de matones adolescentes de la ciudad le ande persiguiendo y hostigando.
La historia de Ash va a tener lugar en Denska, una ciudad portuaria costera que ha visto mejores días. Solía ser un área próspera, pero ha sido corrompida por un desastre ambiental que, a su vez, ha llevado a una invasión de la Oscuridad. Depende de Ash luchar contra estas fuerzas corruptoras y devolver la ciudad a su antigua gloria, de la única manera que sabe: dibujando unos graffitis mágicos en el exterior de cada edificio al que pueda llegar mientras evita la ira de sus torturadores adolescentes. (Hey, bastante original la trama)
Armado con un pincel mágico que nuestro peculiar héroe encontró en un faro abandonado y acompañado por místicas criaturas de graffiti conocidas como Genies, Ash se propone salvar la ciudad, un acto de vandalismo insignificante a la vez.
El juego como tal es algo magnifico, y cuenta con unas escenas animadas y un estilo artístico que vuelve loco a cualquiera de lo detallado y hermoso que es. Los controles, bastante simples y receptivos, no harán de esta aventura mucho mas fácil. Obviamente controlamos a Ash, desde tercera persona.
Con el fin de evitar a los acosadores, así como llegar a nuevas áreas, Ash pasa gran parte de su tiempo escalando muros y saltando entre techos. Y si, tiene una mecánica de plataformas robusta e intuitiva. Es difícil perder un salto o caerse de un edificio en este juego a menos que realmente lo estés intentando.
Pintar murales es un poco más complicado. Debes mantener presionado R1 para comenzar a pintar y luego usar los sensores de inclinación de seis ejes de los controladores para mover el cursor alrededor del lienzo de ladrillo y mortero (Si, si, esto debe de hacerse mejor con el mouse). Me cuesta un poco acostumbrarme, no estaba tratando de ser el próximo Rembrandt durante el evento práctico, sino superar los niveles, pero puedo ver a los jugadores haciendo algunos trabajos hermosos si me dan un poco de tiempo.
Esto no es arte a mano alzada, eso sí. En cambio, los jugadores eligen lo que es esencialmente un sello de lo que quieren dibujar y luego lo aplican a la pared, usando el controlador para dictar el tamaño y la forma de la imagen. Estos sellos van desde pastos básicos, flores silvestres y árboles hasta estrellas, lunas, mariposas y fogatas.
La historia principal de Concrete Genie dura alrededor de 5 a 6 horas (Una historia corta, sí), pero incluye un par de experiencias de realidad virtual si tiene a mano un auricular PSVR.
El modo experiencia es un juego persistente de “apaciguar al genio”, donde creas un mural de 360 grados mientras sigues las instrucciones de Splotch (un mini genio que vive en la mochila de Ash), mientras que el modo Forma libre es esencialmente un lienzo en blanco donde puedes crear lo que te dé la gana.
También dibujas a tus Genios acompañantes, aunque solo en sitios específicos y a menudo porque ahí es donde tendrás que resolver un rompecabezas para avanzar en la historia o abrir nuevas áreas de la ciudad para explorar.
La banda sonora no es muy sobresaliente, digamos que es suele ir acorde con la experiencia que vamos jugando, pero nada sobresaliente.
La mecánica básica se reduce a la siguiente secuencia: encontrar un punto de generación de genio, dibujar el genio y dibujar cualquier objeto que el genio te pida para ganar su confianza y amistad. Una vez que el genio se aplaque, cargará tu medidor de pintura, lo que usas para cubrir la oscuridad y rehabilitar la ciudad. Pintas sobre la oscuridad, luego lleva al genio a cualquier objeto que esté bloqueando tu camino y haz que queme el objeto en cenizas, permitiéndote continuar.
Al final, el estilo artístico y la mecánica de juego son sólidos. Los aspectos del rompecabezas son peatonales pero lo suficientemente fáciles de resolver como para no obstaculizar tu progreso. La historia es suficiente para hacerte querer abofetear a Ash por su propio bien.
A pesar de su comportamiento, me encontré alentando a Ash para que tuviera éxito al final de la jugada. Y aunque la jugabilidad no fue particularmente desafiante, fue una experiencia sorprendentemente agradable y relajada. Realmente, este juego no se trata de Ash, su pasividad o (lo que solo puedo suponer) su eventual superación de la adversidad. Realmente es solo un vehículo, una oportunidad y una excusa para que el jugador imagine, diseñe y cree piezas de arte callejero bellamente animadas. La tranquilidad de esa experiencia diría, justifica jugar este hermoso juego.
Este review fue realizado gracias a una copia proporcionada por Sony Interactive.