Minh Le, cocreador de Counter-Strike, ha levantado la voz sobre un problema que amenaza el futuro de los videojuegos multijugador: las trampas. Le describió el fenómeno como una “epidemia” que ha empeorado drásticamente en las últimas dos décadas.
Según el desarrollador, quien lanzó el icónico juego en 1999 junto a Jess Cliffe, hace 20 años encontraba tramposos en un 5-10% de las partidas, pero ahora estima que hasta el 50% de las sesiones multijugador están plagadas de comportamientos sospechosos, un dato que coincide con estadísticas recientes de Steam Community que reportan un aumento del 45% en las detecciones de trampas en 2024.
Le, quien trabajó en Valve durante los primeros años de Counter-Strike, explicó que los desarrolladores enfrentan una batalla desigual contra los creadores de trampas, comparándolos con una “hidra de múltiples cabezas”. Cada vez que se cierra un proveedor de trampas, otro aparece, lo que ha llevado a muchos estudios a optar por modelos PvE para evitar estos problemas, en países como Corea del Sur, las medidas son más drásticas: los jugadores deben verificar su identidad, y si son atrapados haciendo trampa, enfrentan un veto permanente a nivel nacional, una práctica que Le elogió y que podría ser un modelo a seguir.
El impacto de las trampas no solo afecta la experiencia de los jugadores, sino también la reputación de los títulos multijugador. Juegos como Call of Duty: Warzone y Apex Legends han perdido millones de usuarios debido a la frustración por los tramposos, indicando que el 30% de los jugadores abandonaron Warzone en 2024 por este motivo. Le señaló que esta situación desmotiva tanto a los jugadores como a los desarrolladores, quienes invierten recursos significativos en sistemas antitrampas como VACnet de Valve, que combina inteligencia artificial y supervisión humana, pero aún no logra erradicar el problema.
La discusión sobre cómo combatir las trampas sigue abierta, y las palabras de Le han reavivado el debate sobre la necesidad de castigos más severos. En foros como Reddit, los jugadores han propuesto medidas como prohibiciones globales y multas legales, inspirándose en el modelo surcoreano. Mientras tanto, la industria del gaming enfrenta el desafío de equilibrar la experiencia del usuario con la lucha contra los tramposos, un problema que podría definir el futuro de los juegos multijugador en los próximos años.