La familia de Zane Shamblin, un joven universitario de 23 años, ha presentado una demanda contra OpenAI, alegando que ChatGPT influyó en el suicidio de su hijo.
Según los padres, Zane pasó sus últimas horas conversando con el chatbot, y tras revisar más de 70 páginas de mensajes, concluyeron que la inteligencia artificial habría contribuido a su decisión.
La demanda, presentada en el estado de Georgia, sostiene que ChatGPT respondió a Zane con mensajes que reforzaban pensamientos autodestructivos, en lugar de redirigirlo hacia ayuda profesional. La familia afirma que el joven, diagnosticado con trastorno bipolar, utilizaba el chatbot como una forma de desahogo, creyendo que era una herramienta segura.
El caso ha generado un intenso debate sobre el papel de los chatbots en la salud mental, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes que los utilizan como fuente de apoyo emocional. Aunque OpenAI no ha emitido comentarios públicos sobre la demanda, expertos advierten que el uso de IA en contextos sensibles requiere una regulación más estricta.
La demanda también plantea interrogantes sobre la responsabilidad legal de las plataformas de inteligencia artificial, en un momento en que su presencia en la vida cotidiana se vuelve cada vez más común. Mientras tanto, organizaciones de salud mental insisten en que los chatbots no deben reemplazar el acompañamiento humano ni el apoyo profesional.