El año pasado, tuvimos la oportunidad de ver la primera temporada de Castlevania de Netflix, una serie animada que vino desafiando todo tipo de expectativa negativa. Llegando e impresionándonos a todos con unos cuatro episodios bien solidos y que sembraron unos cimientos muy profundos para una segunda temporada, la cual tuvimos la oportunidad de ver
Trataré de evitar a toda costa los spoilers. Como de costumbre, envuelta de un manto gótico, mucho gore y esa sensación de que estamos en uno de sus videojuegos, nos encadena a su magia y universo oscuro. Ahora trayéndonos una temporada muchísimo más extendida que la anterior, que era lo que realmente deseábamos.
Retornando a los hechos de la primera temporada, donde Drácula entró en una ira incontrolable ya que miembros de la iglesia católica quemaron a su esposa, la cual lo había hecho cambiar de una forma muy positiva para la humanidad. A partir de ahí, Drácula invoca un ejército de demonios, los cuales comienzan a destrozar todas las ciudades a su paso y de esto va nuestra primera temporada.
A partir de esto, quedamos con Trevor Belmont, el último miembro de esta muy conocida familia Belmont, el cual por casualidades de la vida termina uniendo fuerzas con la oradora hechicera Sypha y el personaje que todos los fanáticos de la saga conocemos y adoramos tanto Alucard, el mismísimo hijo de Drácula. Esto con el fin de matar a Drácula y con él, la amenaza a la humanidad.
Realmente, como les había comentado en mis primeras impresiones el año pasado, la primera temporada funcionó como un piloto, totalmente introductorio, presentándonos a nuestros protagonistas, pero sin profundizar mucho en ellos, también nos presentan el problema y el origen de este.
En la segunda temporada, ya entramos en lo que es una gran diversidad de personajes, en lugar de hacer frente a las travesuras de Trevor por segunda vez, la segunda temporada utiliza su nuevo espacio para cambiar su atención al elenco más grande, trayendo nuevos personajes y tomándose el tiempo para explorar la motivación y la historia de fondo. Lo cual nos hace profundizar muchísimo en muchos personajes que serán clave para el desarrollo de la trama.
Puede que muchos se sientan un poco decepcionados, ya que la serie animada se centra especialmente en desarrollar la personalidad y dramas que viven los personajes, quizá un poco más que la acción que muchos esperan. Esto debido a que se trata de prácticamente una novela gótica, el drama es muy importante aquí. Pues veremos aquí muchísimo la personalidad vaga y juvenil de Alucard, la pureza de Sypha y lo particular que resulta en muchas ocasiones Trevor.
En el castillo de Drácula el drama va mucho más profundo, y aquí es donde se desarrolla en su mayor parte la temporada. Ya que la historia gira entorno a esto, para evitar spoilers les cuento solo un poquito. En su castillo es donde Drácula reúne parte de su ejercito y a sus líderes. En esta temporada vemos a un Drácula distinto al de la primera, en la primera lo vimos lleno de ira, mostrándose de la forma más poderosa posible, sin embargo, en esta vemos a un Drácula excesivamente reflexivo, llegando a un punto donde lo sentimos hasta autodestructivo.
Drácula se encuentra en un punto donde está harto de todo, esto representando un peligro tanto para la humanidad, como para los mismos vampiros, esto pone en dudas su propio liderazgo entre los de su raza. A través de este drama, iremos conociendo muy particulares personajes vampíricos y otros que quizá ya habíamos visto antes.
Incluso conoceremos a dos humanos muy particulares entre las filas de Drácula, estos son Isaac y Hector, en ellos recae parte importante de la historia contada, a ellos los iremos conociendo a profundidad, y veremos el porqué de su odio tan grande hacia la humanidad.
Temáticamente, la primera temporada se centró en el conflicto entre la superstición y la ciencia, así como en los hilos más sutiles de la política de clases y los fracasos del poder monopolizado, ya sea el baluarte de la iglesia, las viejas familias como los Belmonts o el horroroso conocimiento científico de Drácula. Las consecuencias de tal aislamiento, ya sea de poder o de uno mismo, están a la vanguardia de la segunda temporada. Rechazando al mundo, se nos dice, es fácil temer la diferencia, y las heridas causadas por la malicia y el dolor se corrompen y se explotan.
Sin el crujido del tiempo, los primeros seis episodios de la segunda temporada se mueven exponencialmente más lentamente que la primera temporada, particularmente la historia del héroe, donde las cosas tienden a arrastrarse.
Dicho esto, advertiría a los espectadores que equiparan un cambio de ritmo con el aburrimiento. Por mi dinero, acusar a Drácula de estancamiento narrativo de alguna manera pierde el sentido de su depresión.
Al insinuar un alcance de la actividad vampírica más allá de Wallachia, la corte de Drácula es maravillosamente diversa, si bien está infrautilizada criminalmente. La excepción es Isaac, quien, a diferencia de su diseño establecido en Curse of Darkness, es de ascendencia africana. Sin revelar nada, también se nos da una idea más clara de la magnitud de la política de los vampiros fuera de la corte de Drácula. Algo que les dejo a ustedes darse cuenta.
La banda sonora y las voces son increiblemente buenas, sobretodo las voces, que es una parte fundamental en estas series animadas.
En fin, podemos decir que, esta segunda temporada de Castlevania, va muy pero muy diferente a la primera, y esto no es algo negativo. Pues la primera tuvo su propósito, sembrar los cimientos, la segunda vienen siendo el resultado de los hechos ocurridos en la primera. A pesar de que me quede esperando un poco más de acción, aun asi fue un experiencia gótica muy entretenida y más acorde a una serie lo bastante oscura y seria como lo es Castlevania.