Call of Duty: Black Ops 7 prometía ser el regreso triunfal de la saga, pero lo que entregó fue una campaña que parece diseñada para probar la paciencia de los jugadores. Sin pausa, sin checkpoints y con conexión obligatoria a internet, el modo historia se siente más como un castigo que como una experiencia narrativa.
La trama de Specter One, liderado por David Mason, se pierde entre combates repetitivos y escenarios vacíos. El recurso de The Cradle, que introduce alucinaciones y enemigos fantásticos, termina siendo usado hasta la saturación, rompiendo cualquier coherencia. Y lo peor es que jugar solo significa enfrentarse a un vacío absoluto, porque no hay compañeros controlados por IA que acompañen la misión.
Mientras los jugadores esperaban una narrativa épica, recibieron un modo que se siente más como un multijugador disfrazado y vacío.
Según varios Youtubers, influencers y jugadores, la campaña es un chiste elaborado, quizás la peor en la historia de la franquicia. La comunidad lo confirma con reseñas negativas y comentarios que resumen el sentir general: “Pagas precio premium y recibes basura de IA”.
Black Ops 7 no solo decepciona, sino que se convierte en el ejemplo perfecto de cómo una franquicia legendaria puede perder el rumbo. El resultado es un producto que se siente improvisado, vacío y desconectado de lo que alguna vez hizo grande a Call of Duty, con sus historias inmersivas. La saga que definió el género ahora se ríe de sus propios jugadores.
