A partir de marzo de 2026, Brasil prohibirá el uso de loot boxes en videojuegos accesibles para menores de 18 años. La industria del videojuego en Latinoamérica acaba de recibir un golpe regulatorio que podría cambiarlo todo, incluso a nivel mundial.
La medida, impulsada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, forma parte de una nueva ley de protección digital que busca frenar prácticas consideradas abusivas dentro del entorno gamer.
La legislación no se limita a las cajas de botín, también exige controles más estrictos en juegos online, incluyendo moderación en chats de texto, voz y video, y la creación de un sistema oficial de denuncias para reportar abusos. Las compañías que no cumplan enfrentarán sanciones económicas y restricciones legales.
Con esta decisión, Brasil se posiciona como uno de los mercados más duros en cuanto a regulación de videojuegos, siguiendo los pasos de países europeos como Bélgica y España. Para los desarrolladores, esto implica replantear cómo se diseñan y comercializan los juegos con monetización aleatoria en la región.
Si este modelo se replica, no solo cambiará cómo se monetizan los juegos, cambiará cómo se diseñan. Ahora queda por ver si otros países deciden seguir el ejemplo, quién lo desafía y qué tan lejos llegará.