El controversial remake live-action de Blancanieves de Disney ha concluido oficialmente su paso por los cines, y los resultados distan mucho de ser un cuento de hadas. La película se despidió silenciosamente de las salas el pasado 5 de junio, dejando a su paso una pérdida financiera asombrosa, que se estima en más de $115 millones.
Este controvertido remake, protagonizado por Rachel Zegler como la princesa titular y Gal Gadot como la Reina Malvada, estuvo plagado de mala prensa mucho antes de su estreno. Entre los debates sobre el reparto, los comentarios «interesantes» pero virales de Zegler sobre lo «anticuado» del clásico de 1937, y la acalorada discusión en torno a las críticas de Peter Dinklage sobre la representación original de los enanos por parte de Disney, Blancanieves libró una batalla cuesta arriba desde el principio, y los números cuentan toda la historia.
Estrenada el 21 de marzo, Blancanieves tuvo una tibia apertura de $42.2 millones a nivel nacional, un debut desastroso si se considera su presupuesto de producción de $269.4 millones (y eso antes de los gastos de marketing y distribución global). Después de una fuerte caída del 66% en su segundo fin de semana, el destino estaba escrito en el espejo encantado.
En su último día en cines, la película cerró con un total nacional de $87.2 millones y una recaudación internacional de $118.3 millones, llevando su taquilla global a solo $205.5 millones. Esto deja un agujero considerable en comparación con los costos totales de la película, estimados en $410 millones, incluyendo $111 millones en marketing global y $29 millones en derechos residuales y otros gastos.
Más allá de su presupuesto inflado y una campaña de prensa mal gestionada, Blancanieves nunca logró conectar con el público. Los comentarios de Zegler desestimando la historia de amor de la película original, junto con las controvertidas decisiones sobre la representación de los siete enanos, contribuyó a que lo que prometía ser un éxito se convirtiera en un fracaso financiero notable para Disney.