El lanzamiento de Call of Duty: Black Ops 7 en Japón ha sido un golpe duro para Activision. Según cifras reveladas, el juego apenas logró vender 12,311 copias en su primera semana, con la versión de PS4 sumando menos de 1,800 unidades. Esto lo coloca por debajo incluso de Call of Duty 3 en 2007, que había registrado 14,117 ventas en su debut.
La situación preocupa, ya que en Europa las ventas ya habían caído un 50%, y en Japón el interés por la saga parece estar en su punto más bajo. El mercado nipón nunca ha sido el más fuerte para Call of Duty, pero este resultado confirma que la franquicia atraviesa un momento crítico.
Además, Battlefield 6 y ARC Raiders están teniendo un desempeño sólido tanto en ventas como en número de jugadores, dejando a Black Ops 7 en desventaja desde la primera semana.
El contraste con Black Ops 6, que había revitalizado la saga tras el tropiezo de Modern Warfare 3, es evidente. Los tráilers y el gameplay inicial de Black Ops 7 no lograron generar entusiasmo, y ahora los números confirman que la recepción es fría.
Black Ops 7 no solo marca un récord negativo en Japón, sino que evidencia que el interés global por la franquicia está en mínimos históricos. El reto para 2026 será difícil, intentar recuperar la confianza de los jugadores y demostrar que Call of Duty aún puede reinventarse.
