La franquicia Bioshock ha sido uno de los títulos que han definido a más de una generación de consolas de video juegos. De hecho, en lo personal, tuve el gran privilegio de ser uno de los primeros en disfrutar la primera entrega, en su debido momento debutante como una nueva IP en el año 2007, para Xbox 360 y puedo decir, que aun puedo sentir el agradable sabor que dejó dicho juego en mi paladar Gamer.
Así que ahora, casi 13 años después, vuelvo a tener la oportunidad de recurrir a esos maravillosos momentos de nostalgia, solo que en estos momentos, gracias a un fenomenal port en la consola híbrida de Nintendo, tengo el placer de hacerle análisis a Bioshock: The Collection, un pack que se estrenó inicialmente en septiembre 2016 y que ahora podemos también verlo adaptado en Nintendo Switch, donde nos hemos adentrando en un profundo letargo de prueba como un video adicto de antaño, para exprimir al máximo esta experiencia, que con mucha honra y honestidad, nos permitirá desglosarte cada detalle importante de esta colección clásica.
Lo primero que debo aclarar, antes de comenzar a dilucidar este review para 3 entregas de una misma saga, es que las dos primeras, están interconectadas entre sí, siendo la segunda parte de Bioshock una precuela cuyos hechos transcurren 2 años antes a la original. Por lo que será fácil, hablar de ambas, como un conjunto, para luego adentrarnos en el Bioshock Infinite como una entrega aparte, pero que bebe de la misma fuente de sus antecesoras, por lo que en muchos aspectos pueden relacionarse.
Con la primera entrega de Bioshock Remastered nos adentramos en una ciudad utópica sumergida bajo las aguas del mismo mar, cuyo anfitrión es un tal Andrew Ryan y quien bautizó esta extraña ciudad subacuática con el nombre de Rapture.
La historia de los hechos acontecidos previo a nuestra llegada a esta metrópolis marina devastada, se cuenta magistralmente a través de registros de audio y a menudo pistas visuales perturbadoras, o impartida por los distintos NPC encontrados a lo largo de nuestro tránsito por Rapture, en su afán por ayudarnos, siendo nosotros un protagonista indescriptible, sin ninguna identidad, a sabiendas de que solo nos llamamos Jack.
Así que allí estamos, atrapados en Rapture, una ciudad sub-acuática destrozada por un espécimen de sustancia alucinógena conocida como el Adam, la manzana de la discordia de Rapture y nuestra única esperanza para jugar sin parar, es seguir las pistas de un guía misterioso conocido como Atlas.
Combinando el combate cuerpo a cuerpo con una variedad de armas y mejoras genéticas similares a la hechicería, llamadas plásmidos, Bioshock Remastered ofrece un nivel de elección casi sin precedentes para un FPS a medida que descubrimos más y más nuevas formas de derrotar a los enemigos adictos al Adam, conocidos como los Splicers y al aterrador e imponente enemigo, el inolvidable enemigo de este BioShock original, casi el símbolo del todo el título, conocido como Big Daddy.
Las batallas con estos jefes o Big Daddy son algunos de los mejores momentos en BioShock Remastered. Encontrarás un número determinado de ellos en cada nivel, y vienen en dos variedades: el icónico de portada que lleva un taladro y otro de nombre Rosie que empuña una pistola de remaches. Ambos tipos de Big Daddy luchan de maneras totalmente diferentes, pero ninguno puede ser derrotado rápida o fácilmente.
Es posible que el primer encuentro con un Big Daddy, te deje marcado como una de las experiencias más intensas de combate en juego FPS alguno.
Hay una larga lista de diferentes enemigos, trampas, dispositivos de seguridad y sub jefes con los que lidiar, y con cada encuentro hay una nueva oportunidad para probar algo nuevo.
La IA del enemigo es absolutamente excepcional, asegurándonos que ninguna batalla será igual: en algunos momentos los enemigos nos perseguirán, en otros huirán si sienten que están muy heridos, si están en llamas, buscarán agua y así por el estilo, hasta encontrar la manera de hacernos pedazos.
El juego fomenta y recompensa el uso de todos sus recursos y el entorno en sí puede constituirse en una ventaja a nuestro favor, logrando que el combate nunca sea aburrido en ninguna de las entregas de BioShock. Este punto realmente se generaliza a las 3 entregas.
Por el camino hay recursos interesantes a nuestro favor, desde máquinas expendedoras que nos suplen inventario para mejoras y recuperación, como unas cámaras cilíndricas que nos sirven de Check Point para volver a la vida en caso que seamos asesinados.
La ciudad de Rapture es una atmósfera extraordinaria entonces, y ahora es aún mejor gracias a las imágenes mejoradas en ediciones Remasterizadas.
De la misma manera, Bioshock 2 luce tan bueno o superior que su antecesor. Se trata de una precuela de la historia del BioShock Remastered. Los entornos rara vez sean diferentes a los del primer juego, de hecho, es como si aun estuviéramos en el primero, solo que esta vez, en vez de presa, somos cazador.
Al fin y al cabo, todo trata de lo mismo, Rapture, Splicers, Big Daddy y Little Sisters, solo con un nuevo enemigo, Sofia Lamb, una antigua enemiga política de Andrew Ryan que fue encarcelada por sus ideas en una prisión secreta y que ahora tiene el control de la ciudad en ruinas para darnos con todo ya que posee el control sobre los Splicers.
La presentación gráfica de esta segunda parte luce superior a Bioshock Remastered.
Si bien Bioshock 2 Remastered era más de lo mismo, Infinite le dio la vuelta a todo lo que viste antes. Su historia se basa en otro universo distinto al de las primeras dos entregas, hasta cierto punto.
En Bioshock Infinite tras unas escenas iniciales en las aguas del mar nos catapultamos hacia la ciudad de Columbia, un lugar de realidad alternativa cuyos eventos transcurren en el año 1912 según los escritos de narración.
Es la ciudad más ambiciosa de Irrational Games y pinta ser el punto de perfección de la franquicia Bioshock, siendo un impresionante mundo original con un combinado único de tecnología retro-ciencia y unos hermosos paisajes que hacen lucir este entorno como una ciudad envidiable.
La mala vibra de la población que en todo momento quiere acribillarnos se debe a unas creencias religiosas profundas, infundidas por un gran villano, Zachary Comstock que se hace venerar a sí mismo como El Profeta.
El nivel de maldad con la que este falso Profeta truena contra nosotros y las formas en la que nos acosa lucen como una especie de sadismo, como si fuere un combinado entre Adolfo Hittler y Andrew Ryan (el del primer Bioshock).
Si hay algo excelente bueno en todas las Bioshock es esa narrativa intrigante e instigadora que constantemente encontramos en cada rincón. De hecho, me atrevo a asegurar que es el pulmón en que se basa este universo utópico de Irrational Games.
Columbia tiene su propia historia y jerarquía, en un grado que la mayoría de los juegos FPS, o aun juegos de cualquier género, para el caso, ni siquiera pueden aspirar. Simultáneamente, no encontraras muy fácilmente áreas de entorno que se sientan iguales.
Booker DeWitt, es un héroe renuente a realizar una misión, encomendada, salvo a que debe dinero a unos extraños personajes quienes nos encomienda la tarea de recuperar a una adolescente llamada Elizabeth en Columbia y con ello automáticamente quedará saldada “nuestra deuda”.
La joven Elizabeth, de hecho, desempeña un papel central en la historia de BioShock Infinite y en la experiencia de momento a momento.
Ella tiene ciertas habilidades únicas que nos ayudarán a avanzar a lo largo de la trama. Puede invocar grietas dimensionales y así abrir puertas a otros mundos o tiempos. Esto nos ayuda en el combate, entre otras cosas, porque podemos utilizar las habilidades de esta doncella para que abra grietas en ciertos puntos y así obtenemos torretas, cubiertas, ganchos de agarre o municiones.
Ademas de ello, Elizabeth es una excelente compañera de combate ya que se refugia de forma independiente en las batallas. De vez en cuando, nos arroja dinero, municiones, energía de habilidades o energía vital, lo que lo que nos permite salir airosos en varias situaciones de combate. Lo mejor de todo, es que ella es Inmortal. No tenemos que cuidar su espalda.
A diferencia de los dos primeros Bioshock, en Infinite nuestro protagonista no utiliza las habilidades llamadas Plásmidos, sino que aprende a utilizar técnicas o Poderes denominados Vigors.
Gracias a ellos, podemos lanzar a los enemigos al aire, embestirlos, atacar con una misteriosa bandada de Cuervos … ect ect, no quiero quitarte el apetito por descubrirlos todos, solo me resta decirte que es un placer combinar todos los poderes que ofrecen los diferentes vigors durante las peleas.
En cuanto al resto, aparte de: la historia, los personajes y habilidades, BioShock Infinite sigue siendo otro Bioshock, pero ya mejorado con relación a sus antecesores.
Esta tercera entrega y ultima de la Colección, presenta una exhibición grafica sencillamente destellante e inigualable a casi ningún otro juego de su tiempo. Todos sus paisajes lucen con una nitidez imponente que lo reafirman como lo mejor de entre lo mejor y cuya narrativa y banda sonora destacan, tan buenos como el primero, pero con las mejoras visuales que ni te imaginas.
Estoy impresionado en la manera como el juego consigue sin problemas resoluciones entre 720p (en portátil) y 1080p en sobre mesa en las 3 entregas, destacando la Infinite por su derroche de colorido pintoresco con el matiz que se caracteriza la ciudad en los cielos de Columbia.
Cuando analizo juegos no puedo dejar de puntualizar en la jugabilidad. Me preocupaba que juegos con más de 10 años como Bioshock Remastered y Bioshock 2 Remastered se sintieran anticuados en cuanto a sus controles por su edad, sin embargo, este no es el caso, sino que ambos juegos pueden ser perfectamente jugados, especialmente con un Pro Controler Original de la propia Nintendo, por supuesto, dado a que Bioshock Infinito es un título mucho más reciente que los otros, está demás decir que se siente maravilloso, sintiéndose como el más consolidado de la clásica saga de culto.
La jugabilidad aquí es una mezcla familiar de armas y plásmidos, aunque en el Bioshock Infinite tengan otro renombre como Vigors.
En la franquicia de Bioshock hay un sinfín de maneras de jugar. Algunos prefieren el enfoque sigiloso, otros de poseer una llave Stillson en sus manos y aplastar cráneos, otros optan por congelar o incinerar a los enemigos, otros optan por piratear torretas o bots para usarlos a su favor (esto latente en todas las entregas del título.
En fin, la combinación de sistemas y armamento significa una diversidad de infinitas combinaciones con las que tenemos la excusa perfecta para jugar más y más en este universo atípico.
Sería una tarea imposible sino recomendamos esta majestuosa colección cargada de 3 juegos, que beben de la misma fuente de ideas y que nos hacen transitar por entornos distintos y de diferentes perspectivas, como algo magnifico que solo 2K Games se le ha podido ocurrir, y con notas altas.
Esta es una franquicia cuyos juegos están cargados de un sobresaliente Lore que se hace inevitable no querer disfrutar de las 3 entregas. Es un paquete extremadamente sólido que vale la pena tener. Aun si ya lo has jugado antes, el re-jugarlo con versiones remasterizadas de los dos primeros, nos hace revivir algunos de los mejores momentos del pasado y despiertan nuestros recuerdos nostálgicos de una manera asombrosa.
A diferencia de la innumerable cantidad de puertos sin esfuerzo que han surgido en los últimos años, BioShock: The Collection es un ejemplo perfecto de lo que pueden lograr los puertos de generación cruzada de hoy en día. Mejor no podría ser.
El juego ya está disponible para Nintendo Switch
This post was last modified on 13/03/2022 1:04 PM
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