BioShock 4, el esperado regreso de la icónica saga, ha vuelto a tropezar. Según reportes recientes, el juego ha sido retrasado más allá de su ventana interna de lanzamiento, que apuntaba a finales de 2026 o principios de 2027.
Todo esto por la ola de despidos en Cloud Chamber, el estudio responsable del proyecto, que dejó fuera a más de 80 empleado, casi un tercio de su equipo.
Este nuevo revés se suma a una década de turbulencias: desde su anuncio en 2019, BioShock 4 ha pasado por múltiples cambios de liderazgo, reestructuraciones internas y silencios prolongados que han dejado a los fans con más dudas que certezas. La salida de Kelley Gilmore y la llegada de Rod Fergusson, veterano de Gears of War y Diablo, podría ser el giro que el proyecto necesita para retomar el rumbo.
A pesar del caos, 2K asegura que el juego está avanzando en sus “elementos fundamentales de gameplay” y que el tiempo extra servirá para redefinir aspectos clave de la experiencia BioShock. El mismo CEO de Take-Two, Strauss Zelnick dijo que si o si Bioshock 4 verá la luz.
Pero con rumores de un posible tráiler en camino y una comunidad que no ve una entrega nueva desde Infinite en 2013, la presión está al máximo.