Han pasado cuatro años ya desde la llegada del primer Procesador Ryzen al portafolio de AMD, a lo largo de este tiempo, la propuesta de rendimiento y estabilidad de la compañía ha mantenido un crecimiento constante en el mercado, encabezando la preferencia de miles de usuarios alrededor del mundo.
Una de las claves del éxito de estas soluciones radica en su arquitectura, la tecnología Zen original vio la luz en el E3 del 2016, una microarquitectura que ha ido evolucionando con el tiempo para ofrecer en la actualidad tres diferentes iteraciones que llevan cada vez más lejos la innovación en ingeniería.
Una microarquitectura es la organización física del sistema, es decir, la estructura de hardware a nivel circuito en donde se comunican diferentes unidades y conexiones lógicas para atender las solicitudes de cómputo. A través de la microarquitectura Zen, AMD está reinventando la forma en la que funcionan los sistemas de procesamiento, apalancando aspectos de ingeniería avanzada para transformarlas en beneficios clave, especialmente en sus soluciones de última generación:
Menos es más
Tan solo unos cuantos años atrás, las fotolitografías de 14 nanómetros eran el estándar de la industria. Con el objetivo de crear sistemas más pequeños, hoy AMD es el líder de los 7 nanómetros, reduciendo a la mitad el tamaño de los sistemas en unos cuantos años, y con la promesa de avanzar a soluciones de 5 nanómetros en el futuro cercano.
Al contar con chips más pequeños es posible disminuir el consumo energético, facilitando también el diseño de dispositivos más delgados y ligeros. En comparación a la primera versión de esta tecnología, la microarquitectura Zen 3 ofrece 2.4 veces mejor rendimiento por watt, mientras que el salto en instrucciones por ciclo es un 19% mayor en comparación con los resultados alcanzados por los dispositivos con la microarquitectura Zen 2.
De la ciencia ficción a la vida diaria
Algunas de las tecnologías propietarias en los Procesadores AMD Ryzen implementan Inteligencia Artificial para generar una operación óptima de los sistemas. SenseMI y StoreMI son ejemplo de esto, la primera consiste en una malla de sensores que distribuyen los recursos y las instrucciones para hacer un uso más eficiente de la capacidad de procesamiento, proporcionando mejores temperaturas, un menor consumo energético y, por ende, un mejor desempeño, tanto general como multitarea; mientras que la segunda es una tecnología orientada al almacenamiento, acelerando el acceso y disponibilidad de los datos para hacer más ágil, estable y eficaz el rendimiento del equipo.
Otras características, como Precision Boost y Ryzen Master, están orientadas a mejorar el desempeño de la PC a nivel frecuencia, controlando el consumo y el rendimiento en mononúcleo y multitarea.
Respuestas más ágiles
Uno de los principales cambios en la reingeniería de la microarquitectura Zen 3 es la migración de sistemas de base monolítica, mientras que generaciones anteriores tenían una distribución de dos pastillas. Con la configuración centralizada, los sistemas se favorecen de una comunicación más rápida entre los componentes, obteniendo tiempos de respuesta acelerados y menor latencia.
Esto permite un mejor rendimiento multitarea o que experiencias que despliegan características multimedia demandantes corran de forma más fluida, aprovechando de forma crítica los 32 MB de memoria caché L3 disponible para los 8 núcleos del procesador.
Aunque no todos los usuarios están familiarizados con estos elementos, es relevante entender cómo la tecnología que potencia los sistemas de cómputo actuales favorece un uso más eficiente y sencillo, ofreciendo un mejor desempeño general en ambientes exigentes y proponiendo plataformas altamente intuitivas, que conjugan hardware y software en una solución integral, y donde AMD ha ido marcando la pauta de innovación en la industria de semiconductores.