Yoko Taro, la mente creativa detrás de aclamados juegos de acción como Nier Automata, ha manifestado su inquietud ante la creciente integración de la inteligencia artificial (IA) en el proceso de desarrollo de videojuegos. Su temor radica en la posibilidad de que, en un futuro no muy lejano, específicamente dentro de unos 50 años, la figura del creador de juegos pueda verse relegada a un rol similar al de los antiguos bardos.
Durante una conversación con otros destacados creadores de juegos narrativos como Kotaro Uchikoshi (Zero Escape), Jiro Ishii (428: Shibuya Scramble) y Kazutaka Kodaka (Danganronpa) en una entrevista para la revista Famitsu, el tema central fue el futuro de los juegos de aventura. Esta discusión inevitablemente derivó hacia la omnipresencia de la inteligencia artificial y su potencial impacto en este género en particular.
Kotaro Uchikoshi expresó su preocupación ante la rápida evolución de la IA, temiendo que los juegos de aventura generados por esta tecnología puedan llegar a dominar el mercado. Yoko Taro se sumó a esta inquietud, compartiendo la creencia de que la IA podría desplazar a los creadores de juegos humanos, imaginando un futuro donde su papel se asemeje al de los narradores orales del pasado, como los bardos.
Yoko Taro profundizó en su visión del futuro, sugiriendo que podríamos transitar desde una era centrada en la imitación de los estilos de creadores influyentes hacia una donde la IA sea capaz de generar escenarios personalizados según las preferencias individuales de los usuarios. Predice que la IA refinará su capacidad para determinar los gustos de los jugadores y construirá ramificaciones narrativas a su medida, con sistemas de recomendación cada vez más sofisticados.
Afortunadamente, el escenario que vislumbran aún parece algo lejano. La implementación de la IA en el desarrollo de videojuegos AAA, especialmente en la creación de historias, sigue siendo limitada. Por el momento, los juegos de aventura con la riqueza narrativa que caracteriza las obras de estos desarrolladores no parecen estar directamente amenazados por estos avances tecnológicos.