El cosplayer ha atraído la atención del cuerpo de policía de Grande Prairie, en Canadá. Aunque solo llevaba a arreglar su disfraz de Fallout a una sastrería, las autoridades le confundieron con un terrorista.
En lugar de llevar la vestimenta en una bolsa optó por ponérsela y pasearse con ella hasta el establecimiento, por lo que algunos vecinos decidieron llamar a las fuerzas del orden al verle caminando por su barrio. Al llegar a su destino, la sastrería Lynn’s Alterations, la empleada del local no dudó en tomarle algunas medidas para realizar los cambios oportunos en la vestimenta, pese a que fuera interrumpida por una llamada telefónica de la policía.
En el exterior se hallaban ya hasta ocho oficiales que, a través de un portavoz, preguntaron a la mujer si el hombre llevaba algún tipo de cable que pudiera estar asociado a una bomba. Confundiendo diversas latas de Pringles con el dispositivo en cuestión, abandonó la tienda por la puerta trasera mientras la policía tomaba el mando de la situación. Afortunadamente, un agente decidió iniciar una conversación con el cosplayer antes de abrir fuego, por lo que la situación quedó simplemente en anécdota.
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