El intento de Zack Snyder por crear un universo cinematográfico de DC con Batman v Superman: Dawn of Justice (2016) y Justice League (2017) no convenció ni a crítica ni a público. Tras el fracaso, Warner Bros. buscó un cambio radical, según fuentes cercanas, los ejecutivos se reunieron con Kevin Feige, el arquitecto del exitoso Universo Marvel, para persuadirlo de unirse a DC. Sin embargo, las negociaciones no prosperaron, dejando a la compañía en busca de una nueva estrategia.
La solución llegó de manera inesperada. Toby Emmerich, entonces responsable de cine de Warner Bros., propuso a James Gunn; recién despedido por Disney, para reinventar a Superman durante un encuentro casual en el gimnasio del estudio. Gunn, inicialmente escéptico («¿Cómo modernizar un personaje percibido como anticuado?»), rechazó el proyecto en ese momento. En su lugar, optó por dirigir The Suicide Squad (2021), un filme de antihéroes más acorde a su estilo.
El fichaje de Gunn por DC marcó un punto de inflexión. Mientras trabajaba en The Suicide Squad, el estudio comenzó a ver en él el potencial para liderar un reinicio del universo DC. Su capacidad para equilibrar humor, corazón y acción lo convertían en el candidato ideal para revitalizar franquicias clave.
Aunque Disney lo recontrató ocho meses después para Guardians of the Galaxy Vol. 3, Gunn no abandonó la idea de Superman.
Tras desarrollar una historia que describió como «a la vez profundamente humana y fantástica», aceptó escribir el guion de Superman: Legacy, marcando así un nuevo rumbo para DC.
Hoy, como co-CEO de DC Studios junto a Peter Safran, Gunn es pieza clave en la reinvención del universo cinematográfico que alguna vez se le propuso liderar Feige.