Bokeh Game Studio, es una desarrolladora de videojuegos con sede en Tokio, que fue fundada por Keiichiro Toyama, uno de los creadores de Silent Hill. Uno de sus primeros juegos en ver la luz es este que nos ocupa, Slitterhead, una especie de juego de terror en tercera persona con toques Hack & Slash, novela gráfica y posesión de NPC.
A todas luces, este título es un experimento que conjuga los géneros antes mencionados, donde algunos funcionan muy bien, mientras que se queda corto en otros. No es un juego por el que se vaya a romper estanterías, pero si nos gustan los títulos poco convencionales, puede que nos guste su propuesta.
Poseedor de almas
La introducción de Slitterhead es algo inusual y críptica, porque se nos presenta una serie de personajes, que se intuye que son parte del elenco principal pero sin llegar a decirlo del todo. Nos encontramos en distrito de Kowlong, Hong Kong, donde extrañas muertes están sucediendo a los habitantes, a los cuales los encuentran descuartizados y sin cerebro. Por su parte, un extraño ser que en principio se hace llamar Night Owl, pero cuyo nombre real es Hyoki, aparece en la ciudad como un fantasma sin recuerdos y lo único que sabe que debe detener a unos seres con forma amorfa llamados Engullidores, quienes son los perpetradores de las muertes.
Hyoki, por su forma incorpórea, tiene la capacidad de poseer a casi cualquier humano, incluso animales cada vez que quiera. Al inicio poseemos a un perro, y a medida que descubrimos unos extraños fragmentos de conciencia, vamos descubriendo más de nosotros y de las motivaciones de los Engullidores. Por el camino, damos con personas especiales conocidas como Singularidad, quienes tienen una fuerte afinidad con Kyoki y quienes han tenido de una u otra manera, contacto con los engullidores.
La trama tiene ciertos momentos de novela gráfica en la que Hyoki y los personajes principales tienen conversaciones que van desde cosas triviales hasta pistas importantes para la misión. Estos momentos aportan profundidad a cada personaje, por lo que vale la pena ahondar en ellos.
Argumentalmente, Slitterhead se cuenta de manera anacrónica, es decir que la historia puede dar un salto atrás en el tiempo como hacia delante. También, a medida que avanza la trama, veremos que las cosas no siempre son lo que parecen e iremos descubriendo sucesos que nos dejarán perplejos.
Poseedor de almas
En cuanto a gameplay, el juego permite recorrer las estrechas calles de la ciudad, ya sea en busca de pistas o de engullidores con información clave. La diferencia aquí es que podemos poseer a casi cualquier transeúnte de la ciudad, sin importar la edad, profesión o aspecto. Podemos poseer desde el vecino que hace las compras, hasta prostitutas y proxenetas. De hecho, el juego nos insta a ver los NPC como herramientas para un fin, detener a los Engullidores. Cada misión requiere que escojamos a dos singularidades antes de iniciar.
Con la habilidad de Posesión, no solo ocupamos cuerpos de seres vivos, sino que resulta útil en combate, pero de eso hablaremos más adelante. Al inicio estamos desprovistos de habilidades y poderes, pero a medida que avanzamos Hyoki se aliará con las Singularidades. Estos son los personajes principales que de alguna manera, están conectados con los sucesos del juego y poseen más salud que los demás NPC y tienen habilidades particulares.
En cuanto al combate, Slitterhead funciona como un Hack & Slash tradicional que ofrece un interesante sistema de batalla que hace uso de la mecánica de Posesión para distinguirse. En cada batalla habrá por los alrededores NPC que podemos poseer y atacar enemigos de diferentes ángulos ya que estos bloquean ataques. Algunos ataques de los enemigos se pueden desviar y se nos llena una barra que ralentiza la acción para tener mejor oportunidad de atacar. También, tenemos otras barras que se llenan según ataquemos o seamos atacados.
Cada personaje poseído, tiene un arma genérica hecha de sangre y varias habilidades que nos ayudan en combate. Aquí de nuevo, el juego insta al jugador a utilizar los NPC como herramientas prescindibles ya que cuentan con poca salud y aparecen muchos durante las peleas. La salud se recupera con toda la sangre desparramada en las batallas al presionar un botón, por lo que debemos estar pendientes de este detalle. Sin embargo, las singularidades tienen sus propios set de movimientos, habilidades únicas y mucho más salud.
Una de las primeras singularidades hace uso de garras de sangre y ataca como si fuera Lady Deathstrike de lo X-Men. Otro tiene una espada que complementa con una escopeta y otra un báculo para ataques a largas distancias. Además, sus habilidades especiales algunas requieren de parte de nuestra salud para activarlas. La clave es saber como utilizamos las habilidades para salir airosos de los enemigos más difíciles, sobre todo los jefes de nivel, los cuales, aunque no tengan patrones impredecibles, son desafiantes.
Ciertamente, el combate es una de las mejores partes del juego y que funciona muy bien. Pero de no ser por las singularidades, se sentiría muy genérico y con poca profundidad. Sin embargo, la IA se vuelve tonta la mayor parte del tiempo. Por ejemplo, se supone que las singularidades no caen en combate tan fácilmente, pero se quedan parados sin hacer nada la mayor parte del tiempo en vez de ayudarnos por su cuenta. En otras ocasiones requerimos tener a disposición más NPC en los alrededores para eliminar enemigos, pues a estos se les olvida aparecer en batallas difíciles y los engullidores acaban con nosotros rápidamente.
Gráficos desposeídos
Esta es una de las partes que no me convenció, los gráficos no es de los mejores que he visto ya que el modelado de personajes los hace parecer figuras de plástico, y esto se nota más en el cabello y los NPC que están menos trabajados. Técnicamente corre bien y no hay texturas tardías o pantallas de carga, pero a veces la cámara nos deja vendidos por lo estrecho de las zonas de combate. Además, aguanta el número de NPC en las calles, aunque eso sí, el juego se siente muy pasillero y sentiremos que estamos en una porción que pudiera ser más amplia.
Sin embargo, la banda sonora es otra cosa. Compuesta por Akira Yamaoka, el mismo compositor de Silent Hill, y su estampa se nota en temas que evocan soledad, calma, tensión, miedo y terror. Me gustó la canción de la intro en la que se presentan todos los personajes principales mientras suena esa encantadora voz. El juego viene doblado al inglés y algunas conversaciones de NPC se escuchan en cantonés. Sin embargo, muchas veces las conversaciones entre personajes se escuchan como balbuceos y palabras cortas, esto le quita seriedad a un juego de terror.
Veredicto
Slitterhead para ser el primer juego de Bokeh Game Studio es una de cal y otra de arena. Aunque no revolucionará el género, ofrece una propuesta interesante al mezclar elementos de terror, Hack & Slash y novela gráfica, pero que se ve manchada por varios fallos puntuales. Su narrativa anacrónica y la capacidad de posesionar NPCs brindan una jugabilidad única que, a pesar de sus fallos en la IA y ciertos problemas técnicos, puede resultar atractiva para quienes buscan experiencias menos convencionales en los videojuegos de terror. La atmósfera inquietante, potenciada por una banda sonora evocadora de Akira Yamaoka, añade profundidad a la trama, aunque el diseño gráfico deja bastante que desear. Sin embargo, temas como sus limitaciones gráficas y una jugabilidad a veces repetitiva, evitan que destaque más de lo que debería.
Nota: Este review fue realizado en PS5 y el código fue gracias a Bokeh Game Studio.