La reciente presentación de «Assassin’s Creed Shadows» ha provocado un debate público en Japón, llegando a generar intervenciones por parte del Primer Ministro Shigeru Ishiba en la controversia. Las preocupaciones se centran en la representación de actos vandálicos dentro del juego, particularmente aquellos que involucran sitios religiosos, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre la posible prohibición del título en el país.
Durante una sesión del Comité de Presupuesto de la Cámara de Consejeros, el miembro del Partido Liberal Democrático, Kata Hiroyuki, presentó al Primer Ministro un video que mostraba escenas del juego donde el personaje Yasuke destruye un altar, daña el interior de un santuario real y agrede a sacerdotes. Ante estas imágenes, Ishiba expresó su inquietud y anunció su intención de consultar con varios ministerios relevantes para determinar las acciones legales que podrían tomarse.
El Primer Ministro calificó el vandalismo de santuarios como un acto «absolutamente inaceptable» y un «insulto a la nación», subrayando la importancia del respeto hacia la cultura y la religión de otros países.
Ishiba enfatizó que el gobierno japonés no tolerará comportamientos que muestren falta de respeto hacia la cultura y la religión de otras naciones. Sin embargo, el académico Jeffrey J. Hall, experto en estudios de Canadá, ha aclarado que las declaraciones del Primer Ministro no necesariamente significan que se vayan a implementar medidas concretas contra el videojuego. Hall advierte sobre la posibilidad de que las palabras de Ishiba sean malinterpretadas y utilizadas para difundir información errónea sobre una supuesta prohibición del juego.
Hall señala que Ishiba se refería específicamente a actos de vandalismo reales contra santuarios, y no necesariamente al contenido del videojuego en sí mismo. A pesar de la controversia generada, «Assassin’s Creed Shadows» mantiene su fecha de lanzamiento prevista en Japón para el 20 de marzo de 2025.
Sin embargo, se ha confirmado que la versión japonesa del juego incluirá ciertas modificaciones en comparación con las versiones occidentales, posiblemente para abordar las preocupaciones planteadas sobre la representación de la violencia y el vandalismo en contextos religiosos y culturales sensibles.