Los jugadores “feos” dedican más horas de su tiempo a los videojuegos porque les ayudan a escapar de las presiones relacionadas con la apariencia.
Un estudio que ha descubierto una posible conexión entre el atractivo físico y la cantidad de horas que los jugadores dedican a los videojuegos ha empezado a generar debate. Se trata de un informe de la Oficina Nacional de Investigación Económica, que afirma que las personas consideradas físicamente atractivas dedicarían menos tiempo a actividades de juego digital, como videojuegos para consola, PC o dispositivos móviles.
Y, por el contrario, los adolescentes percibidos como menos atractivos tenderían a pasar más horas inmersos en estos mundos virtuales. Los autores del estudio sostienen que el atractivo físico influye directamente en la sociabilidad y las relaciones interpersonales.
Las personas que se consideran atractivas tienden a tener un círculo social más amplio y gozan de mayor aceptación social. Por el contrario, quienes se sienten menos atractivos pueden encontrar en los videojuegos un refugio donde el aspecto físico no sea un factor determinante para la interacción social.
Según los investigadores, al sumergirse en un videojuego, un individuo puede crear un avatar personalizado, eligiendo su aspecto físico y sus habilidades, lo que le permite escapar de las presiones sociales relacionadas con la apariencia.
En el documento, los investigadores indican que sondearon la relación entre la atracción física y el tiempo que la gente pasa jugando a videojuegos/ordenadores.
Y según los resultados, “los adolescentes estadounidenses pasan de media el 2.6% de sus horas jugando, mientras que para los adultos esta cifra es del 2.7%. Utilizando el U.S. Add Health Study, demostramos que los adultos más atractivos tienen más amigos íntimos”.
Un estudio que, como decíamos, ya está generando debate en la comunidad, por ejemplo en el foro slashdot, donde muchos indican que, aunque los resultados son interesantes, es importante señalar que se basan en correlaciones y no establecen necesariamente una relación causal.