Raphaël Colantonio, creador de Dishonored y exdirector de Arkane Studios, ha lanzado una dura crítica contra Xbox Game Pass, afirmando que el modelo de suscripción de Microsoft es «insostenible» y perjudicial para la industria. Sus declaraciones llegan tras los masivos despidos en Xbox.
En redes sociales, Colantonio cuestionó: «¿Por qué nadie habla del elefante en la habitación? ejem, ejem (Game Pass)«. Según él, el servicio se mantiene gracias al «dinero infinito» de Microsoft, pero a la larga, su impacto podría ser destructivo: «Lleva una década dañando el sector. No creo que Game Pass pueda coexistir con otros modelos: o acabará con ellos, o Microsoft tendrá que rendirse«.
El desarrollador también rechazó la idea de que Game Pass no afecte las ventas tradicionales, tachándola de «puro marketing». Aunque los jugadores disfrutan ahora de un catálogo amplio por poco dinero, advirtió: «Les gusta porque la oferta es irresistible, pero terminarán odiándolo cuando vean sus efectos en los juegos«. Su preocupación apunta a un futuro donde la financiación de proyectos AAA se vea comprometida, llevando a recortes creativos y más cierres de estudios.
No todos los desarrolladores comparten su postura. Jason Kingsley, CEO de Rebellion (Sniper Elite), elogió Game Pass por el éxito de Atomfall, destacando el apoyo de Microsoft. Sin embargo, críticos como Colantonio sostienen que el modelo solo funciona para estudios pequeños o juegos con presupuestos ajustados, mientras que títulos de gran escala podrían volverse inviables.
Los recientes recortes en Microsoft han puesto en duda la sostenibilidad de Game Pass. Aunque Phil Spencer los justificó como una medida para «simplificar operaciones», muchos lo ven como una señal de que la suscripción no está generando el crecimiento esperado.
Lo único que sí es seguro es que el modelo de Microsoft está redefiniendo el mercado, para bien o para mal.