Donkey Kong Bananza Review

El lanzamiento de Donkey Kong 64 en 1999, supuso el salto de nuestro simio favorito de las plataformas en 2D a las tres dimensiones. Con Rare a cargo, que por aquel entonces cautivó a los jugadores con Banjo-Kazooie y su secuela Banjo-Tooie, nos entregó uno de los juegos de plataformas más recordados de finales de los 90. Si bien, le hacía falta un cambio de aires a la franquicia, el juego no quedó exento de una que otra polémica por la ingente cantidad de coleccionables de la que disponía. Pero no me no me malinterpreten, el juego me encanta y despierta en mi el coleccionista que llevo dentro.

Muchos fuimos los que nos quedamos esperando otro juego del mono más querido de Nintendo en 3D, que por lo menos igualase en calidad a DK64, pero no fue sino hasta el lanzamiento de la Nintendo Switch 2 que tuvimos que esperar para recibir a Donkey Kong Bananza. Como es de esperar, la calidad del título no está en duda, ya que el equipo detrás de Super Mario Odyssey estuvo al mando del desarrollo. Pero no nos volvamos locos, aunque el juego es sobresaliente en casi todos sus aspectos, tiene algunos aspectos que hay que mencionar al margen del hype que ha causado Bananza.

Odyssey al centro de la Tierra

La premisa de Donkey Kong Bananza es sencilla. Donkey Kong (DK para los amigos), se encuentra trabajando en una mina llamada Isla Lingote, la cual es administrada por otros simios buscando Gemas de Banandio, unas gemas en forma de bananas muy preciadas en el mercado. Tras una serie de acontecimientos, la sede de la empresa minera ha sido absorbida por una especie de agujero que hundió parte de la edificación y los responsables son VoidCo, otra empresa minera que busca hacerse con todas las Banandio que encuentre.

Ciertamente, la trama de Bananza resulta entretenida e incluso tiene espacio para lo inesperado y otros momentos para recordar. En cuanto a personajes, tendremos los entrañables, nuevos conocidos, viejas glorias, etc. Pero lo que realmente destaca es la relación con Pauline, la joven que lo acompaña en esta aventura. No ahondaré más en la historia para no hacer spoiler y dejar algunas cosas para la sorpresa. Pero la historia me pareció con el tono entretenido correcto.

Si lo puedes ver, lo puedes destruir

Una de las características principales de la jugabilidad de Bananza es la posibilidad de destruirlo todo, o casi, y resulta ingenioso como todo lo demás gira en torno a dicha mecánica. DK se vale de sus poderosos puños para destruir en varias direcciones: de frente, hacia abajo y hacia arriba; otras habilidades incluyen escalar, colgar y arrancar partes de las superficies para atacar. Por increíble que parezca, el juego resulta de lo más divertido y extrañamente adictivo el poder destruirlo todo a nuestro alrededor. Si queremos crear un camino, adelante; queremos crear un túnel, también es posible… el juego no nos pone límites.

El objetivo es ir recolectando diferentes objetos coleccionables a lo largo de los niveles, cuya configuración se basa en adentrarnos cada vez más en las diferentes capas de la Tierra, aquí llamadas Estratos. Las Banandium están repartidas en los lugares más inesperados y juego tiene un diseño de niveles inteligente que nos obliga a pensar en como llegar hacia ellas con la destrucción como base. No serán pocas las ocasiones en que por buscar un objeto distinto o un camino alterno, nos topemos con una bóveda repleta de tesoros. De nosotros depende darle un buen uso a nuestros destructivos puños.

DK cuenta con una serie de habilidades que nos ayudarán en nuestra aventura a través de un árbol de destrezas. Para mejorar, cada cinco bananas doradas nos otorgará un punto de habilidad para gastar en las que queramos. Podemos mejorar nuestros puñetazos para que las cosas requieran menos golpes, obtener más corazones de salud para aguantar más golpes, mejorar la zona de alcance del radar.

Por otro lado, los niveles tienen zonas de bonus ya sea para recolectar bananas, u otros coleccionables, pero para encontrarlos todos debemos emplearnos a fondo. Consisten en pruebas de habilidad que nos obligan a realizar nuestros mejores movimientos. Algo que me gustó es que algunos niveles son en 2D y recuerdan mucho a las aventuras de DK de SNES. Todo un detallazo.

Cuando creemos que lo hemos visto todo, el juego nos sorprende con la habilidad que da nombre al juego, Bananza. Consiste en varias transformaciones en versiones más vistosas de DK como un poderoso gorila, una cebra o un avestruz que nos otorgan habilidades únicas por un periodo corto de tiempo. Las transformaciones se pueden hacer siempre que queramos y dispongamos de la energía, y ofrecen un giro en el gameplay muy divertido.

En cuantos a los enemigos, tuve una sensación algo agridulce, sobre todo de los enemigos genéricos. Pareciera ser que el juego no quisiera que perdamos en ningún momento, ya sea que dichos enemigos apenas supongan reto alguno, o la gran cantidad de globos que iremos encontrando. Sin embargo, los jefes de nivel son harina de otro costal. Tal como ha sido tradición en la franquicia, tras cierta cantidad de daño cambian de estrategias y debemos actuar en consecuencia. Muchos de los que me enfrenté me parecieron muy divertidos de derrotar. Al menos con los jefes el juego ganó algunos puntos.

Una de las quejas que hubo de DK64, era la gran cantidad de coleccionables que había, teniendo en cuenta que eran cinco personajes jugables. Aunque aquí solo tenemos un personaje principal, tomaron como base el concepto de Super Mario Odyssey para los coleccionables. Desde las bananas doradas, los fósiles, el oro, los chips, y algunos varían dependiendo el nivel (estrato). Al menos, la distribución de cada coleccionable es un poco más compacta, igual me sigue pareciendo obscena la cantidad de coleccionables que tiene. Personalmente, esta ha sido una de las razones por las que aun no he terminado Super Mario Odyssey, ya que en un solo nivel pude obtener tan solo 74 Banandium y se me quedaron algunas por descubrir.

Uno de los aspectos que más polémica ha levantado y que debemos comentar es el diseño del personaje principal, DK. Si bien, todas las nuevas producciones traen cambios a nivel visual de los personajes, este DK parece más bien otro personaje de la familia Kong. De hecho, la actitud beligerante del DK que conocemos ya no está, por un simio más amigable y expresivo. Claro, es una cuestión subjetiva, pero que igual no deja de ser algo chocante mientras jugamos, ya que se extraña el diseño de Rare.

Oh, Bananza!

Otro de los aspectos más llamativos de Donkey Kong Bananza es su apartado gráfico. El juego cuenta con una paleta de colores muy llamativa y brillante que explota muy bien las capacidades de la nueva consola de Nintendo. Sin embargo, lo destacable aquí es toda la destrucción que podemos provocar. Como dije, casi todas las superficies se pueden destruir, claro, hay un límite por otras de aspecto más robusto que no se pueden romper. Las físicas se comportan a la altura de la situación, y el juego apenas se resiente, salvos algunos momentos de estrés gráfico en pantalla. Pero por lo general, aguanta muy bien.

Musicalmente, no iba a decepcionar. La banda sonora cuenta con temas inéditos junto con otros ya conocidos que han sido remezclados para la ocasión. El DK Rap sigue sonando tan impresionante y gracioso como en 1999. También, el juego nos deja coleccionar Vinilos que traen nuevas canciones para escuchar en los refugios. En cuanto al doblaje, algunos personajes cuentan con voz como Pauline, mientras que otros como los simios hablan a través de balbuceos o gruñidos.

Veredicto

Donkey Kong Bananza es una nueva aventura de nuestro simio favorito que conjuga lo mejor de la exploración en 3D con mecánicas de destrucción creativa adictiva y entretenida y que hacen sentir al jugador verdaderamente poderoso. Su jugabilidad basada en romper, escalar y descubrir tesoros escondidos en lo profundo de la Tierra aporta frescura y dinamismo a la saga. La historia, aunque sencilla, está bien llevada, con personajes entrañables y sorpresas argumentales que invitan a seguir adelante. El apartado técnico, tanto gráfico como sonoro, es sobresaliente, y evidencia el cuidado y el mimo del equipo detrás del juego. Sin embargo, no está exento de algunos fallos leves como la sobrecarga de coleccionables puede resultar abrumadora. Además, el rediseño de Donkey Kong podría no agradar a los más puristas, al alejarse del carácter tradicional del personaje. Aun con estos puntos a considerar, Bananza es un juego sólido, divertido y memorable, que devuelve a DK al lugar que se merece en el panteón de plataformas 3D de Nintendo.

Nota: Este review fue realizado en Nintendo Switch 2 gracias a la copia cedida por Nintendo.

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SUMARIO

Donkey Kong Bananza es todo lo que se esperaba de una aventura en 3D moderna del simio más querido de Nintendo. Entre sus jugabilidad adictiva basada en destruirlo todo, niveles inteligentes y una historia más elaborada, son los puntos claves de esta aventura. Aunque hay que decir que tiene una falta clara de dificultad que lo hace muy sencillo. Además, impera la cantidad abrumadora de coleccionables para un juego que no necesitaba de tantos.

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